Diario disperso. Evaluación única.

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  1. Junta de Facultad ayer. Se confirma la generalización de la evaluación única, al menos el curso que viene. Ahora bien, el trámite quiere sujetarse a la alegación y demostración de una causa previa (de salud, laboral, etc.). Dos alumnas lo critican y me sumo a su posición.
  2. La evaluación única ha de ser una opción libre. Eso, sí, el examen debe ser oral y público, ante un tribunal integrado por profesores de la especialidad.. Ha de versar sobre un programa teórico y sobre un caso previamente preparado –respecto a esto último, con entrega previa de su contenido o, al menos, de la instructa- . Creo que con una hora de duración por asignatura ya se convertiría en un acto que daría prestigio al alumno y a la universidad que otorga el título. También sería un reto para el centro educativo, ya que se reflejaría su concepción concreta de la asignatura.
  3. Nos uniríamos así a la gran tradición del examen por libre, que la universidad española aniquiló en la segunda mitad del siglo pasado. Sé que estoy aquí influido por aquel magnífico y clásico artículo del maestro don Ramón PARADA sobre este tema.
  4. Mas hay algo también del espíritu de IHERING en sus Bromas y veras de la jurisprudencia, con aquella brillante defensa de un hipotético examen bienal y público de los juristas de la nación. Una esgrima intelectual para recuperar el respeto. Para adaptarnos a los viejos tiempos, podría estudiarse la transmisión o grabación de los exámenes por you tube o similar (salvo que el estudiante no lo autorizara).
  5. Sesión con los compañeros del grupo de innovación docente de la Facultad. Se prevé una configuración más ágil y flexible de los trabajos finales de grado. Aprovecho para explicar mi experiencia fallida sobre el análisis crítico de un texto fundamental o clásico. Queda como hipótesis, que quizá se concrete en el futuro ante la necesidad de lecturas concentradas, reposadas, reflexivas.

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*Foto: aquí.

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