Sábados exclusivos. Disquisiciones castrenses.

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La maniobra de la paracaidista Giménez Hurtado en el reciente desfile del 12 de octubre plantea la delicada cuestión del uso del femenino en los oficiales y rangos de la milicia. En general, parece haberse adoptado en la prensa la siguiente solución: aludir a “la cabo Giménez Hurtado”. Es decir, se altera el artículo, pero no el sustantivo, que se mantiene invariable.

Como digo, ha sido la solución mayoritaria en los rotativos y es el criterio que se advierte en el diccionario de la Real Academia Española. Sin embargo, algunos autores defienden aún la corrección de la fórmula tradicional -“el cabo Carmen Giménez Hurtado”-, utilizando aquí “el cabo” en un sentido genérico, similar al que se observa en el sintagma siguiente: “el miembro del Cuerpo de paracaidistas, Carmen Giménez”. Se justificaría ello en el carácter inmodificable de “cabo” y de “miembro”.

En cambio, no muestra adhesiones la expresión “la caba”,  pese a que algún amigo me asegura haberla leído en un diario estos días.  El tema tiene su intríngulis, porque sí se admite normalmente la flexión de “sargento” o “general”, aunque provocando aquí un espectacular cambio semántico: “la sargenta” o “la generala”. Ello aconsejaría quizá mantener las formas de “la sargento” o “la general” (como hacemos con “la cabo”). No obstante, no ha generado dudas la aparición de mujeres tenientes, que se ha saldado aludiendo a “la teniente”. Lo mismo ha ocurrido con “la alférez”.

  Por otra parte, la RAE ha considerado que no hay razones que impidan flexionar “caudillo” y que, por tanto, “la caudilla” sería una forma correcta (aunque sé que ahora nos salimos de las jerarquías militares). Dicho lo anterior y si no hay contraorden, procedo a retirarme.

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