Gran Vía, pasado y proyectos.

A Marc y Aina.

       1.-Como voy siempre de mi corazón a mis asuntos, suelo huir de la democracia directa y sus llamadas a la participación, de hacer de vocero en los plenos municipales y, en fin, de todas esas cosas que a veces, sólo a  veces, sirven de algo. En mi particular quiero y no puedo, me veo como un culto y adinerado bourgeois francés plenamente confiado en sus representantes ante l’Assemblée Nationale, mientras dedico mis días a las letras y a la cultura física.

       Ahora bien, es cierto que uno no puede desentenderse de las graves cuestiones y he de prestar mi atención, por tanto, a los trámites participativos dispuestos por la autoridad democrática. Por no atender debidamente a los plazos, me he perdido la posibilidad de concurrir al Foro Local organizado por el Ayuntamiento de Madrid. En concreto, creo que me tocaba el Distrito Centro. Aunque estoy empadronado en Tarrasa (Barcelona), cumplo  los requisitos de la mayoría de edad y del desarrollo de “actividades educativas, culturales, comerciales, deportivas o cualesquiera otras que impliquen una vinculación demostrable con el distrito”. Por admiración y por costumbre, no soporto una visita a Madrid sin pasar por Gran Vía.

Edificio Carrión -o Capitol-. Fuente: Latitudes infinitas, un blog de viajes, para viajeros

*

2.-El presente artículo ofrece muy poco espacio para comentar esta enciclopedia de  arquitectura que es la Gran Vía, que arranca en Alcalá hasta que se ofrece ella misma para descansar en Plaza de España y  acariciar a la Torre de Madrid y al Edificio España, justamente para integrarlos en sus perspectivas fabulosas.  Como digo, pues, no hay manera de resumir aquí las lecciones constructivas de esta franja de asfalto que, desde su mismo origen, renunció a la rectitud y se atrevió a jugar con cuestas y con tramos.

Es probable que los lectores tengan algún recuerdo o fotografía del edificio Carrión o Capitol (el de la Schewppes) –un prodigioso milagro Art-Décó de Feduchi y Gutiérrez Soto – o el rascacielos de Telefónica, producto norteamericano en su concepción y aquí ejecutado y matizado por Ignacio de Cárdenas. En fin, sería inacabable, aunque me van a permitir el capricho de destacarles el Café de San Luis  -el tradicional Hotel Senator-  no sólo por su elegancia suave, sino también por alguna misteriosa presencia machadiana, de la cual me informó cierto cronista.

Edificio del Café de San Luis o antiguo Hotel Senator. Fuente: ManuelBlas. Madrid.

**

3.-Los proyectos para entregar la Gran Vía a los paseantes han sido abundantes en estos últimos lustros. Me viene a la memoria un dibujo sobrecargado de árboles, estanques y caminitos (creo que era de Oriol Arquitectura, SL). Por ahora, ya se ha iniciado una rudimentaria y provisional ampliación de aceras, que las gentes usan muy cautelosamente, como si no se lo acabasen de creer.

La Gran Vía, en un día experimental de cierre peatonal (Fuente: El Confidencial).

 

Parece que  se ha levantado cierta polémica ante la falta de información sobre la  solución final. He leído que ya se están encargando bancos para los peatones y cosas así. Mañana mismo llamo a mi amigo Miguel Jaenicke, del vivero de iniciativas ciudadanas, a ver si sabe algo.

Por mi parte, ya se trate de un uso total o parcial en favor de los que andan, propongo una superficie limpia, plana, sin mobiliario ni aditamentos (sólo los obligatorios semáforos y quizá las inevitables farolas). Recuerdo con admiración la reforma de la Rambla de Cataluña hace unos años, en Barcelona, que sugirió el patrón indicado y que fue un éxito (aunque luego, lamentablemente, empezaron a aparecer trastos por todas partes).

En fin, como aportación al expediente, les traigo una buena descripción de la Gran Vía de los años sesenta y setenta del siglo pasado, a través de la lupa de la literatura, en el Francisco Umbral de la Trilogía de Madrid (para los que tengan tiempo, no está nada mal el montaje que dejo al final, elaborado por Javier Di Granti bajo el título “El último crack”, en homenaje a José Luis Garci, aunque es verdad que no se limita a la Gran Vía). Añado mis negritas habituales en el texto de Umbral para subrayar ciertas manías:

       “Arroz a la cubana con plátano frito. Días, semanas, meses de arroz a la cubana con plátano frito, a eso sabía Madrid, a eso olía, a eso sabía la gloria, la fama, el cine, el periodismo, la mierda (los retretes de los restaurantes económicos estaban perfumados, por la cercanía de la cocina, de arroz a la cubana con plátano frito), y todos masticábamos el sabor de nuestro fracaso previo, de nuestra tristeza previa, de nuestro previo cansancio, masticando arroz a la cubana con plátano frito (quizá llevase asimismo un huevo pálido, pequeño, barato e insípido, a veces), y Madrid era la Babilonia del arroz a la cubana con plátano frito por las calles del Barco, Valverde, Luna, Madera, Ballesta, Peligros, a la sombra neoyorquizante de la Telefónica, de todos los edificios de la Gran Vía que empezaban ya a ser precatálogo y muy Chicago años veinte, y en cuyas traseras estábamos nosotros, los escritores noveles, los periodistas sin carnet ni escuela, los seminaristas de paisano que habían venido a Madrid para una operación y se habían quedado, los maestros nacionales que habían venido para unas oposiciones, los habían suspendido y también se habían quedado, los cubanitos/gusanitos que llegaban huyendo a nado de la revolución de Fidel, recientita nomás, y que vivían a la sombra clemente del mulato Gastón Baquero y de los comedores de Auxilio Social (que no se abrían desde la posguerra, y ahora les daban a los gusanitos un potaje recalentado de entonces, un rancho fascista de antaño), y el día de la semana que no abría Auxilio Social, allí estaban los cubanitos, en el forro urbano/suburbano de la ciudad, comiendo arroz a la cubana con plátano frito, que a lo mejor el plato lo habían traído ellos, por el nombre mismo, y la Gran Vía, perfumada de puta y Guadarrama, tenía un revés hediondo de arroz a la cubana y dulzarrón plátano frito.

Pero en la subida de la Gran Vía, a mano derecha, estaban Miguel Mihura y Edgar Neville, en Chicote, escribiendo sus cosas a la hora en que aún no habían llegado las putas del vermú, que eran las que trasnochaban de día, como hubiera dicho Quevedo, y más adelante, encima de Espasa-Calpe, estaba Concha Lagos, una poetisa cursi que daba de merendar a los líricos de juegos florales los miércoles por la tarde (café y pastas, copita de ojén), haciendo sus poemas de enferma, hablando de Anselmo Miguel Nieto, que la había pintado cuando los dos eran jóvenes, y concursando a todos los premios nacionales José Antonio Primo de Rivera y Francisco Franco, como una Gabriela Mistral teñida, anabolena y sin talento.

Y subiendo un poco más, a mano derecha, estaba la redacción de La Codorniz, con Chumy Chúmez y Herreros haciendo su humor de un surrealismo mesetario e inspirado, y por todas las cafeterías con nombre de rancho americano estaban los guionistas de cine escribiendo sus guiones, y en la calle de Jacometrezo estaba don Ángel Ganivet escribiendo su Idearium, entre la sífilis, el latín, el patriotismo granadí, el granadismo patriótico, las mulatas y el suicidio, y ya al final de la Gran Vía, o sea al otro lado, en la plaza de España, en la Torre de Madrid, estaba Luis Buñuel escribiendo el guión de Viridiana, tuerto, ciego, genial y bruto, o sea que la Gran Vía era para mí como el rascacielos de la literatura, y por eso me gustaba pasear un poco la Gran Vía, por eso y por ventilar el olor de arroz a la cubana con plátano frito, qué asco.”

 

***

Visitas de obra

1.-El mejor sitio para escribir a mano es un bar. En esto coincido con Josep Maria Espinàs y con el poeta catalán Joan Margarit, que afirma en uno  de sus poemas que la mayoría de sus versos los ha escrito en los bares. En concreto, en esos bares de paletas cercanos a los andamios y a los camiones.

*

2.-Creo que, en alguna ocasión, Margarit ha comentado que no ha influido en sus poemas el hecho de ser un arquitecto (un magnífico profesional, por cierto). No lo pienso así. Ha sido una bendición para todos nosotros su visión de arquitecto consciente -a través de la literatura- de la fugacidad de la vida y, además, sutil conocedor de lo más sólido que crearon los hombres –las obras, los edificios-.

**

3.-Así, con Margarit supimos que el pétreo y estable y consistente magma quieto de la ciudad es, a pesar de lo que nos dicen los ojos, el mismo mar acelerado que disuelve rápidamente una vida tras otra al tocar la arena.

***

VISITES D’OBRA*

Durant tants anys he començat el dia
en l’ordenat desordre de les obres.
Davant de casa en comencen una.
La contemplo amb freqüència,
recordo com s’anava fent de dia
entremig de l’estrèpit
dels discos en tallar planxes d’acer
i el so ultratjant que té el martell mecànic.
Perforar i trencar per construir:
aquesta música contemporània
de la destrucció justificada.

Després de la visita
buscava un bar on estar sol, salvat
del soroll però dintre del soroll,
amb l’àngel gris d’una estructura als vidres.
El cel de formigó en els suburbis,
humit, sempre endurint-se, tot el ferro
rovellat, laboral, una tendresa
que sento encara quan pedrega el temps
als vidres de la meva intimitat.
La vida acaba com comencen les obres:
perforar i trencar per construir.
Una destrucció justificada.

*

VISITAS DE OBRA (versión en castellano del mismo autor)

Durante tantos años he comenzado el día
dentro del ordenado desorden de las obras.
Frente a mi casa han empezado una.
La contemplo a menudo,
recuerdo amanecer en medio del estrépito
al cortar una plancha de acero con el disco
y el fragor ultrajante del martillo mecánico.
Perforar y romper para construir:
es esta música contemporánea
de una justificada destrucción.

Después de la visita
buscaba un bar donde estar solo, a salvo
del ruido y a la vez dentro del ruido,
y con el ángel gris de una estructura
de edificio entrevista en los cristales.
Cielo de hormigón húmedo
de los suburbios, siempre endureciéndose.
Todo el hierro oxidado y laboral.
Una ternura que oigo todavía
cuando graniza el tiempo
en los cristales de mi intimidad.
La vida se termina como empiezan las obras:
perforar y romper para construir.
Una justificada destrucción.

Fuente: ***.

 

*Puede escucharse el poema tanto en catalán como en castellano y en la voz del mismo autor aquí: *** (por cierto, es una magnífica lectura, cosa que no siempre ocurre con los poetas).

****

 

 

 

 

.

Richard Estes, la vida propia de la luz y del acero.

1.-Nuestra pintura tiene la suerte de disfrutar entre sus cumbres a Antonio López, padre del hiperrealismo español. Para los estudiosos de la ciudad, la contemplación de sus cuadros  -aunque nada se sepa del arte pictórico- es una fuente primaria de reflexión. Basta ver, por ejemplo, dos de sus obras más reputadas: Gran Vía y Madrid desde Torres Blancas. He añadido, por cierto, el cuadro anterior denominado “Centro de restauración”:

 

«Gran Vía.» 1974-1981. Antonio López. Fuente: ***.

«Gran Vía». Antonio López. Fuente: ***.

«Madrid desde Torres Blancas». Antonio López.

«Centro de restauración» (1969-1970). Antonio López.

     La imagen urbana tiene un gran atractivo para los practicantes del hiperrealismo. Les permite apurar el detalle –la “información histórica acumulada en la ciudad”, como dicen los geógrafos- y, además, jugar vertiginosamente con las perspectivas. Ahora bien, la ciudad de Antonio López tiene aún una capa de color cálido, como un aura o un refugio que aún puede acoger la inevitable soledad humana.

*

2.-En cambio,  en el también gran maestro hiperrealista noreteamericano Richard Estes, el decorado urbano contemporáneo y occidental rezuma una frialdad inquietante. Para llegar a ello, Estes apura al máximo cada fragmento, usando una técnica ya plenamente hermanada con la fotografía. Además, Estes multiplica implacablemente los reflejos, los espejos, las perspectivas cortantes y el señorío del metal.

**

3.-R. Estés  expone estos días en la Galería Malborough de Barcelona su “Obra reciente” (hasta el 4 de noviembre). Nos hallamos aquí ante la culminación de su estilo. Es cierto que el mismo autor ha desmitificado en alguna ocasión la ausencia de personas en muchos de sus cuadros. Pero esa presencia inexistente o, peor aún, robotizada o hipnotizada, deja inevitablemente un mal sabor de boca, un tufo de angustioso existencialismo urbano. Hemos seleccionado aquí algunos de los cuadros expuestos*:

 

R. Estes.Alice Tully Hall
2015
óleo sobre tabla
29,9 x 21,6 cm

 

 

 

 

R.Estes.Staten Island Ferry with a Distant View of Manhattan and New Jersey
2011
óleo sobre tabla
32,7 x 47,9 cm

 

 

R.Estes.Starbucks Self Portrait
2017
óleo sobre tabla
45,7 x 65,4 cm

 

R.Estes. Rihanna
2012
óleo sobre tabla
30,5 x 61 cm

 

R.Estes.Escalator at Columbus Circle Subway Station
2017
óleo sobre tabla
73,7 x 45,7 cm
R.Estes.Roman Street Scene
2013
óleo sobre panel
20,3 x 15,2 cm
R. Estés. CD
2014
óleo sobre tabla
34,3 x 48,9 cm

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*Hemos utilizado en este artículo las imágenes suministradas en la web de la Galería Marlborough sobre el el catálogo de la exposición. Algunos lectores me avisan de que es demasiado reducida la reproducción. Como compensación, hemos añadido al final dos de las obras más famosas de Estes, que pueden verse en el Museo Nacional Thysen-Bornemisza: Cabinas telefónicas (1967) y Nedick’s (1970).

 

*************

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

****

 

 

 

 

 

De ruta por los pueblos racionalistas de España (EDUARDO MERLO)

A raíz de una recomendación de los Diarios de Arcadi Espada, me encuentro con este artículo de Eduardo MERLO publicado en Architectural Digest el 16 de agosto de este año.  Lo cierto es que me interesa mucho todo lo ocurrido en el campo urbanístico y arquitectónico de la época -los años 1940-1960-, las primeras luces de un país devastado. En Cataluña, por cierto, se dan en esa época interesantes muestras del denominado «Movimiento Moderno» en la arquitectura. Recordemos, en fin, que -desde el punto de vista legal- en esos años se fragua la primera Ley del Suelo en España, de la cual todavía vivimos en gran parte. Por otra parte, es cierto que estoy fascinado por la obra del fotógrafo Joaquín del Palacio, «Kindel». Pero esto ya es otra historia. Les dejo, pues, con el artículo de Eduardo Merlo y les recuerdo la conveniencia de echar un vistazo a las fotografías que se incluyen al final.

«De ruta por los pueblos racionalistas de España

 

Entre los años 40 y 70, un nutrido grupo de arquitectos levantó a golpe de racionalismo 300 pueblos de colonización en España. Una utopía que aún puede visitarse. Volvemos al pueblo (moderno).

POR EDUARDO MERLO,

16-08-2017

…      1.-La Guerra Civil acababa de terminar, la dictadura había dejado sumida a España en el más profundo aislamiento internacional y el campo estaba tan devastado que era incapaz de abastecer a la población de las ciudades. Este desolador contexto fue el caldo de cultivo perfecto para que fructificara el Instituto Nacional de Colonización, un organismo de base autárquica creado en 1939 para reorganizar el sector agrícola. La idea partía de un ambicioso programa inconcluso de la II República que ya contemplaba construir nuevas infraestructuras hidráulicas y multitud de pueblos para labradores.

Contaron para ello con casi 80 arquitectos, entre ellos profesionales tan destacados como Alejandro de la Sota (autor de joyas como el gimnasio del Colegio Maravillas o la recientemente desaparecida Casa Guzmán, en Algete), Carlos Arniches (Hipódromo de La Zarzuela), José Antonio Corrales (Casa Huarte, en Madrid) o José Luis Fernández del Amo (Club Naútico de Campoamor, Alicante), que planificaron y ejecutaron, desde la máxima intelectualidad, toda una red de núcleos urbanos que por su modernidad contrastaban con la ortodoxia herreriana imperante en las edificaciones de la capital. De Navarra a Cádiz y de Badajoz a Almería, estos proyectistas colonizaron el país con 300 villas en las que, a pesar de la escasez de medios, gozaron de cierta libertad.

*

2.-A golpe de ingenio apostaron por soluciones sencillas basadas en la repetición de módulos cúbicos (generalmente blancos, aunque no siempre) y por audaces estructuras de una belleza plástica casi escultórica. En esta especie de grandes cortijadas orgánicas y, a veces, abstractas, se primaban los materiales y la mano de obra locales, dando especial importancia a la vida comunal de sus habitantes con abundantes plazoletas, paseos y locales sociales.

Diseñados hasta el detalle (desde sus fachadas hasta las rejas, fuentes, farolas o bancos) fueron un laboratorio urbanístico de primer orden que involucró por igual a artesanos y artistas. Sin ir más lejos, Fernández del Amo, autor, entre otros, de El Realengo (Alicante, 1953), Villalba de Calatrava (Ciudad Real, 1955) o Cañada de Agra (Albacete, 1962), recurrió con frecuencia a pintores y escultores coetáneos como Rafael Canogar del grupo El Paso para dignificar las iglesias desde las que partían sus trazados.

La calidad de proyectos como el pueblo de Vegaviana (Cáceres, 1954) le valió, en 1961, la Medalla de Oro de la VII Bienal de São Paulo. El propio Oscar Niemeyer, que presidía el jurado, destacaría entonces “la cualidad humana, plástica y social de esta arquitectura, que partiendo del hombre sirve para su plena realización”. El fotógrafo Joaquín del Palacio «Kindel»(1905-1989) recogió por aquellos entonces la belleza de muchos de estos asentamientos. Testigo de su vida cotidiana es la rica colección de imágenes del madrileño entre las que se encuentran algunos de los iconos de la fotografía arquitectónica contemporánea.

**

3.-A pesar de que muchas de estas villas de corte racionalista languidecen abandonadas o han sido devoradas por la especulación inmobiliaria, véanse La Vereda (Sevilla, 1963) o San Isidro de Albatera (Alicante, 1953), otras tantas como Consolación (Ciudad Real, 1949), que a pesar de estar junto a la Autovía de Andalucía permanece casi inalterada en el tiempo, siguen estando habitadas y mantienen ese espíritu utópico con el que fueron creadas. Una buena guía para conocer de cerca estas joyas son los Itinerarios de arquitectura 3, 4 y 5 “Pueblos de colonización” de la Fundación Arquitectura Contemporánea. Sus humildes calles nos transportarán a una época en la que un grupo de arquitectos idealistas supo abrirse, teniéndolo todo en contra, a las últimas vanguardias para llenar de actualidad la España más profunda.

*

[ANEXO] RUTA POPULAR
Vegaviana (Cáceres):
 El mejor ejemplo del organicismo español. 
El Realengo (Alicante): 
Su iglesia aún mantiene la pureza y simplicidad.
Cañada de Agra (Albacete): Un exquisito conjunto de ladrillo con vocación humanística. 
Esquivel (Sevilla):
 De la Sota reinventa el estilo andaluz con grandes dosis de geometría.
Vados de Torralba (Jaén): Composición abstracta muy bella de Víctor López (1956).

*

SAN ISIDRO DE ALBATERA (ALICANTE, 1953) DE FERNÁNDEZ DEL AMO.FOTO KINDEL. ARCHIVO HISTÓRICO COAM
FACHADA DE ESQUIVEL (SEVILLA, 1952) DE ALEJANDRO DE LA SOTA. FOTO FUNDACIÓN ALEJANDRO DE LA SOTA
EL REALENGO (ALICANTE, 1953), TAMBIÉN DE FERNÁNDEZ DE AMO.FOTO KINDEL. LEGADO FERNÁNDEZ DEL AMO. ARCHIVO HISTÓRICO COAM
DETALLE DE UNA VENTANA DE SAN GIL (CÁCERES, 1965) DE FRANCISCO MORENO LÓPEZ. FOTO FUNDACIÓN ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA
IGLESIA DE EL REALENGO (ALICANTE, 1953), TAMBIÉN DE FERNÁNDEZ DEL AMO.FOTO KINDEL. LEGADO FERNÁNDEZ DEL AMO. ARCHIVO HISTÓRICO COAM
COLEGIO PÚBLICO ‘MARÍA DE LOS ÁNGELES BALLESTEROS’, EN VEGAVIANA (CÁCERES, 1954) DE FERNÁNDEZ DEL AMO. FOTO KINDEL. LEGADO FERNÁNDEZ DEL AMO. ARCHIVO HISTÓRICO COAM
ISTA GENERAL DE VEGAVIANA (CÁCERES, 1954) DE JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ DEL AMO. FOTO KINDEL. LEGADO FERNÁNDEZ DEL AMO. ARCHIVO HISTÓRICO COAM
CONSOLACIÓN (ANTES VILLANUEVA DE FRANCO, CIUDAD REAL, 1949) DE ARTURO ROLDÁN. FOTO GETTY IMAGES
OTRA IMAGEN DE CONSOLACIÓN.FOTO MELCHOR DÍAZ-PINÉS
NUEVO AMATOS (SALAMANCA, 1963) DE SANTIAGO GARCÍA. FOTO FUNDACIÓN ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA

***

Ablandar la vivienda

1.-Se empieza a hablar ya de las transformaciones económicas que se derivarán de la previsible generalización de los automóviles sin conductor. Es probable, según los gurús, que el mismo concepto de coche en propiedad sea sustituido por el acceso a flotas de vehículos más o menos extensas. Incluso, leía el otro día por ahí que los problemas y conflictos asociados a la necesidad de aparcar se evaporarían.

Ahora bien, mientras llega ese futuro luminoso sin carnet de conducción ni examinadores adustos, es presumible que los autos entren en un período de reducción de costes y precios. La mejora de los materiales, la automatización de la fabricación (ya muy avanzada)  y el perfeccionamiento del motor eléctrico parecen ir en esa dirección. De hecho, tal ha sido la tendencia de cualquier artefacto de uso masivo –aumento de prestaciones y reducción del precio- y lo mismo va a ocurrir con los utilitarios (ya pasó la época dorada de los oligopolios de Detroit). Otra cosa es, no obstante, que los individuos y las familias vuelquen un mayor porcentaje de gasto en transporte ante la alegría de los nuevos juguetes. De hecho, éste parece haber sido el efecto de ciertos abaratamientos, como los derivados de los viajes aéreos de bajo precio o de la tentación de vivir más lejos del centro urbano.

*

2.-Cambiando de tercio, el precio de la vivienda muestra una mayor resistencia, que sólo se afloja en situaciones de recesión y siempre de manera muy selectiva. En efecto, parece que aquí pesa mucho menos el factor tecnológico, el procedimiento para construir los hogares. Sin embargo, se observan dos intensas líneas de ataque que ya van dando sus frutos. Podríamos bautizarlas un poco caprichosamente como “doctrina de la eficiencia” y, en el otro lado, como “los arrabales alternativos”.

La “doctrina de la eficiencia” pone sobre el tapete el avance técnico innegable en la prefabricación de las piezas y en su transporte y fijación al terreno. De hecho, la prefabricación de piezas y materiales que se incorporan a la obra no ha cesado de crecer. Se trataría, simplemente, de apurar al máximo la robotización que se nos viene encima. Baste como ejemplo esta referencia de la prestigiosa  web Plataforma Arquitectura: “Cinco proyectos que muestran el potencial de la prefabricación” (abril, 2017).

«Studio Madalena», de Apiacás Arquitetos (Brasil). Fuente: Plataforma Arquitectura. Fotografía de Leonardo Finotti.

Obsérvese que no se trata del mobile home, tan consolidado en ciertas culturas –como la norteamericana-, pero con un claro rechazo cultural en el área europea. La vivienda se fija al lugar y se ha elaborado ya una reflexión seria sobre la cimentación de estas arquitecturas. Quizá la optimización de estos bloques permita ejecutar en el futuro aquel apunte genial de Coderch con viviendas que reducían sus módulos-habitaciones (y los cedían incluso a los vecinos) a medida que los años nos iban pidiendo menos espacio, con menos críos y menos gente rondando por la casa…

**

3.-Los arrabales alternativos” se rigen por parámetros diferentes. De hecho, creo que se matiza el concepto cultural de  vivienda individual. Por tanto, se trabaja tanto a nivel de espacio público como de alojamiento. En el primer caso, se prima la creatividad, la participación del común, la sencillez y el uso colectivo efectivo, en contraposición al macroproyecto elitista, complejo y oneroso. Se habla, incluso, de un “urbanismo del mientras tanto” (mientras se disuelve la última de las cíclicas crisis) y de un “urbanismo afectivo”, tal como nos explicaba hace poco el amigo Miguel Jaenicke,  arquitecto del “Vivero de Iniciativas Ciudadanas”, en su sesión del Urban Thinkers Campus, en Madrid (11 de julio, 2017).

Proyecto de vivienda modular con materiales reciclados y de bajo coste, dibujado por Santiago Cirugeda. Fuente: Opchitecture.

La vivienda es, para esta corriente, un asunto más delicado. Quizá porque se toca el hígado de las creencias profundas. Lo decía el incisivo crítico de la arquitectura Martín Pawley:

       “Cuál es la diferencia entre 100 hogares móviles y un edificio de apartamentos de 3000 m2? La diferencia es la aceptación cultural” [1].

Se trata, en síntesis, de hallar nuevas fórmulas jurídicas y técnicas para hacer asequible la  compra de un hogar. En el primer caso, jugando con los vacíos legales o proponiendo, por ejemplo, nuevos contratos de uso compartido,  ya sea a tiempo total o parcial. Se observa ahí una zona de contacto –y quizá de fricción- con la denominada economía colaborativa. A nivel técnico, también se levanta el patrón de la simplicidad y del reciclaje, aunque intentando sacudirse el viejo fantasma de la autoconstrucción triste. El ejemplo en este terreno sería el innovador Santiago Cirugeda. Nos remitimos a un artículo que resume y da cuenta de sus planteamientos: “Temporary occupation of empty lots” (de Alberto Sáenz).

Metafóricamente, quizá se trataría de aplicar a la solidez de precios de la vivienda la atmósfera de la sociedad líquida. Ya sé que esto da un poco de vértigo, pero también entusiasmará a algún nómada de corazón.

***

 

[1] PAWLEY, M.: 20 th century architecture: a reader’s guide, Architectural Press, Oxford, 2000, pp.134-135.

Las ciudades

      1.-Me acuerdo a menudo de Montserrat Roig. Supongo que debería ponerme pedante aludiendo a su obra. Por ejemplo, a su mítico Els catalans als camp nazis. Pero, ya desde su programa televisivo  Personatges, nos transmitió otra cosa que los años irían confirmando. Algo así como una educación sentimental, una huella que va más allá de lo escrito, una manera de ser que –con toda seguridad- no era una pose. Uno de los artículos incluidos en Digues que m’estimes encara que sigui mentida  comienza con la cita de un verso de Narcís Comadira y, una vez leído, me lanzo  a buscar su contenido íntegro, convencido de que tampoco esta vez nos ha fallado Montserrat.

*

       2.-El poema se llama “Les ciutats”. Es de estructura sencilla. Para los que tenemos el mal de la piedra, es un eficaz recordatorio de la triste materia que, efectivamente, forma la realidad urbana. He confeccionado una traducción elemental en la cual, como toda traducción de poesía, seguro que -como mínimo- ya se ha  perdido algo de ritmo. Las traducciones poéticas perfectas sólo le salen a Marcel Riera.

**

.3-

Narcís Comadira

Les ciutats

He llegit que Morosini,
general ambaixador
de Venècia, volgué
endur-se les escultures
del frontó del Partenó.

Va fer muntar una bastida,
hi va fer grimpar els esclaus
i, en el moment més difícil,
algun puntal va fallar.
Caigueren homes i estàtues.

Decebut, el general
va abandonar el seu projecte.
Ell les volia senceres.
Els trossos allà escampats
varen servir per fer cases.

Molts savis han meditat
sobre el sorprenent misteri
de poder crear bellesa
a partir d’un bloc de marbre.
Pocs sobre el camí contrari:

treure un carreu escairat
del tors d’algun déu antic,
convertir en grava una Venus,
poder trepitjar llambordes
fetes d’homes sagrats…

Així s’han fet les ciutats:
construïdes lentament
amb pedres que ahir van ser
vides humanes: amors,
sofriments que ningú recorda.

Narcís Comadira, Les ciutats. (1976), en Formes de l´ombra: Poesia 1966-2002, Barcelona, Edicions 62 i Empúries, 2002, p. 169

Las ciudades

 

He leído que Morosini,

general embajador

de Venecia, quiso

llevarse las esculturas

del frontón del Partenón.

 

Ordenó montar un andamio,

hizo subir a los esclavos

y, en el momento más difícil,

algún puntal no resistió.

Cayeron hombres y estatuas.

 

Decepcionado, el general

abandonó su proyecto.

Él las quería bien enteras.

Los trozos por allí dispersos

sirvieron para hacer casas.

 

Muchos sabios han meditado

sobre el sorprendente misterio

de conseguir crear belleza

a partir de un bloque de mármol.

Pocos sobre el camino contrario:

 

sacar un sillar ajustado

del torso de algún dios antiguo,

convertir en grava una Venus,

poder pisar adoquines

hechos de hombres sagrados…

 

Así se han hecho las ciudades:

construidas lentamente

con piedras que ayer fueron

vidas humanas: amores,

sufrimientos que nadie recuerda.

***

 

 

Carlos Catarecha, desde el placer de fotografiar la arquitectura.

1.-Del mismo modo que Mario Bunge y otros han desarrollado de forma contundente el concepto de pseudociencia (dentro del cual, por cierto, se inscribe la mayoría de la autodenominada ciencia jurídica, como ya nos aclaró Rafael Hernández Marín), convendría fundamentar la noción de pseudoarte, dentro del cual podríamos incluir el cine, los tatuajes y, por supuesto, la fotografía. Son técnicas demasiado bisoñas, en las primeras boqueadas si se las compara con la solidez inapelable de la literatura, la música o la pintura.

*

2.-Entre las disciplinas recién nacidas y ya agonizantes, destaca la fotografía, que podríamos considerar prácticamente muerta en el siglo XX.  Vino al mundo, eso sí, como indiscutible técnica documental y como archivo seguro para los historiadores. Hoy, su propio éxito nos encara con su banalización: todo está fotografiado, todo se fotografía y, lo que es peor, el maquillaje incontinente es la regla. No sólo se arreglan la mejilla los famosos en el “Hola”, sino que incluso los humildes refugiados pasan su sesión de ajuste para ser vendidos a los consumidores de sentimientos y emociones.

**

3.-Sin embargo, existen ámbitos en los cuales la fotografía es imprescindible. Por ejemplo, en arquitectura, ya que no podemos viajar por todas las ciudades del mundo para ver cada una de las maravillas de los hijos de Vitruvio. De ahí que se haya desarrollado con extraordinaria fuerza la disciplina de la fotografía de la arquitectura. Basta ver, por ejemplo, las referencias abundantes y reiteradas que Arquitectura Viva –una revista de prestigio mundial forjada en nuestros lares- viene dedicando últimamente a los mejores autores, tendencias y exposiciones en este campo.

Aprovechando que en este cuaderno hemos tratado en alguna ocasión cuestiones arquitectónicas, reproducimos hoy una entrevista con Carlos Catarecha,  cuya conferencia me he perdido hoy mismo en mi centro  laboral. El trabajo de Catarecha es magnífico por muchísimas razones, pero me gusta especialmente ésta: es evidente que él desaparece de la operación y dirige su trabajo directamente hacia el edificio, para que éste se muestre con toda su fuerza. Me encanta sobre todo su  experiencia  con Chicago,  principalmente con la Escuela clásica de la ciudad. El análisis de las últimas generaciones de rascacielos y de su paisaje es habitual, pero es menos frecuente el estudio de los viejos maestros. Por cierto,  es probable que los lectores de Barcelona reconozcan la música de las torres Trade, la joya de Coderch y, sin duda, uno de los mejores edificios de la Barcelona contemporánea.

Vayamos, pues, a la entrevista que ha publicado en castellano Catalunyavanguardista, antes de la conferencia en la Universidad Autónoma de Barcelona:

xerrada-fotografia-arquitectura

 “Una fotografía mal compuesta pierde el 80 por ciento de su valor”

.

El día 6 de febrero el fotógrafo y arquitecto Carlos Catarecha Gil dará una charla sobre la fotografía de arquitectura, organizada por el colectivo Click, a las 12.00 h en la Sala de Actos del Edificio Ágora. El artista consigue transmitir serenidad, simplicidad y orden en sus fotografías.

.

Se graduó en la Escuela de Arquitectura de Barcelona en la década de los ochenta pero trabajó durante treinta años como profesor de secundaria

UAB / Nacido el 5 de mayo de 1965 en Lleida, Catarecha centra sus inquietudes en la arquitectura. Se graduó en la Escuela de Arquitectura de Barcelona en la década de los ochenta pero trabajó durante treinta años como profesor de secundaria en la Escuela del Trabajo de Lleida, dando clases de formación profesional de carpintería. Es padre de familia y un amante de la música jazz, afición que se encuentra presente en algunos de sus trabajos.

.

Arquitecto y profesor: ¿es posible compaginar las dos ocupaciones?

Compaginar dos trabajos que exigen tanta dedicación era imposible y todavía se me hizo más difícil cuando vino mi hija Marta al mundo. Ejercer la arquitectura en un lugar como Lleida no es lo que más querría un arquitecto con ambición y, por este motivo, opté por dedicarme a la docencia a tiempo completo.

.

¿Cómo se inició en la fotografía?

La fotografía ha sido una constante durante mi carrera. Empecé con la fotografía química, la mal llamada “analógica”, es decir, la típica de carrete. Me inicié fotografiando conciertos de jazz en una sala de la parte antigua de Lleida. Primero iba como público hasta que un día probé a llevarme la cámara. Al principio fue horroroso: no controlaba la técnica, las imágenes quedaban oscuras, elegía mal la película, etc.

 

Pero yo seguía insistiendo y positivaba las fotografías en casa hasta que empezaron a salir resultados decentes. Aquellas imágenes se expusieron en una sala de Lleida junto con la obra de la fotógrafa Olga Muedra, que también hacía fotografías de jazz.

.

¿Cómo fue el paso al soporte digital?

Los tiempos cambian. Vi que era más cómodo y barato trabajar con el soporte digital. Puedes disparar sin límite y revelar las fotografías en casa sin grandes montajes de líquidos, como se hacía antes. El trabajo en digital permite trabajar las imágenes con más facilidad. Hoy en día es difícil encontrar a alguien que trabaje con fotografía química, a pesar de que todavía se hace.

.

¿Cuándo se inició dentro del campo de la fotografía de arquitectura?

 

Esto tiene que ver con la especialización, aunque yo me considero un aficionado a la fotografía que quiere hacer las cosas bien. Sin querer uno se va especializando. Por ejemplo, a quien le gusta la música le puede gustar el jazz o el blues, pero no toda la música le llama la atención. Con la pintura pasa lo mismo. Es la propia trayectoria vital la que te va llevando a una disciplina u otra. La arquitectura me llamó la atención por razones obvias. Como arquitecto de formación, cuando voy andando por la calle observo los edificios, no me puedo sustraer. Esto me ha llevado a fotografiarlos.

.

¿Le interesan otras disciplinas?

Me interesa mucho la fotografía callejera. El jazz, la arquitectura y la fotografía callejera son tres temas que tengo siempre muy presentes. No hago fotografías de paisaje porque soy una persona urbana; no hago fotografía macro ni de estudio porque me parece que suponen mucho trabajo; tampoco hago fotografía de boda… Hago lo que me gusta. Como no soy fotógrafo profesional, no tengo ningún condicionante de obligatoriedad sino que hago lo que más me apetece.

.

¿Cuáles son sus arquitectos favoritos?

Álvaro Siza Vieira, un arquitecto portugués, ha hecho una arquitectura que siempre me ha interesado mucho. También admiro a Rafael Moneo, Norman Foster y a arquitectos clásicos como Mies van der Rohe. En cualquier caso, para mí, las obras de Siza son las más bellas de fotografiar.

 

.

¿Cómo define su obra?

El hilo conductor que la define es la búsqueda de la simplicidad. No quiero marear al espectador incluyendo en el encuadre nada que no tenga sentido. Siempre intento cuidar los elementos que se ven al fondo de la imagen, porque a veces nos olvidamos de que es fotografía todo lo que aparece en el encuadre. Recuerdo que, cuando estudiaba arquitectura, un profesor le dijo a un compañero mío: “no te preocupes si no sabes si tu trabajo es bueno porque llegará un momento en el que sabrás que lo es si, al eliminar algún elemento de la imagen, la obra se resiente”. La premisa de “menos es más” en este caso se cumple. Para mí, la imagen se tiene que poder leer al momento. Busco que el lector lo tenga fácil.

 

.

A la hora de fotografiar, ¿sigue algún ritual?

Existe un proceso de análisis del edificio, de documentación previa sobre el contexto del encargo y cómo afrontó la obra el arquitecto, etc. De alguna manera sigues unos pasos que no son tuyos porque la obra que fotografías ya está hecha, no deconstruyes el edificio.

.

¿Y las fotografías urbanas?

La fotografía urbana es como una pesca, una caza. Son situaciones que te encuentras si observas atentamente. Si no has educado el ojo, no hay nada que hacer y lo único que sacarás serán fotografías sin interés. Tienes que buscar la imagen que te guste a ti, que sea la imagen, porque son momentos irrepetibles. En cambio, un edificio está siempre ahí pero tampoco es una imagen estática porque la luz lo hace cambiar. Más dinámico que la fotografía urbana no hay nada, a pesar de que la fotografía de conciertos de jazz también lo es un poco porque tienes que estar atento a los gestos si quieres encontrar el momento oportuno del disparo.

.

¿Cuál es el elemento más importante a la hora de hacer la foto?

Para mí, el punto de vista tiene mucha importancia, aunque es evidente que la incidencia de la luz también juega un papel muy importante, al estilo del pintor Edward Hopper. En cambio, creo que la gente está obsesionada con que haya un cielo impresionante, no salen si llueve o a las tres de la tarde no hacen fotografías porque prefieren hacer la siesta. Yo soy más de la opinión de que si te gusta un edificio, fotografíalo y punto, no te esperes. Aún así, una de las cosas que me obsesiona antes y después de hacer la fotografía es la composición. Una fotografía mal compuesta pierde el 80 por ciento de su valor.

.

¿Blanco y negro o color?

No sabría qué decir. Las cámaras están programadas para disparar en color y es después cuando se pasa la imagen a blanco y negro, con el procesado. Hay fotos que en blanco y negro no valdrían nada y otras que lo piden a gritos porque necesitan la fuerza que da el blanco y negro, la imagen contrastada o las sombras muy marcadas. De entrada no imagino la fotografía en color o en blanco y negro, lo decido después. En el caso del blanco y negro, también depende del formato y a mí me gusta mucho el formato cuadrado.

.

¿Qué equipo tiene?

Siempre viajo con una Olympus Micro cuatro tercios de objetivos intercambiables. Cuando fotografío edificios utilizo una Sony de formato completo A7r y ópticas lo más luminosas posible. Cuando voy a conciertos de jazz, uso una SLR Nikon D800E con una óptica de 70-200 mm o 24-70 mm.

.

¿Utiliza trípode?

Nunca he trabajado con trípode, siempre a mano. Es una deformación propia de un hombre ansioso que quiere la fotografía al momento. No puedo esperar a la luz perfecta para poder hacer la foto con el trípode plantado porque después puede aparecer una nube que te estropee la fotografía. Soy consciente de que lo hago mal, pero soy así.

.

¿Cuál es la fotografía que más le ha costado hacer?

La que ves cuando vas en coche por la autopista, porque no la puedes hacer. No me cuesta hacer fotos porque, para mí, cada fotografía tiene que ser un placer. Si no, es que la fotografía no funciona.

 

¿Cómo ha sido la experiencia de exponer su propia obra?

Cuando uno presenta un trabajo, conoce tanto las fotografías, que las ve con cierta distancia. Hace poco presenté 10 fotografías en blanco y negro en formato cuadrado que previamente había colgado en las redes sociales. El hecho de tener las fotografías tan vistas hace que ya no sea capaz de valorar si son buenas o no.

.

¿Cómo afronta la charla en la UAB?

Estoy entusiasmado, con ganas de pisar Bellaterra. Espero tener un poco de feedback y que la gente se implique. He hecho muchas horas de clase y acabas sintiendo que no hay correspondencia entre quien habla y quien escucha, lo cual es muy frustrante. Quiero que haya interacción y que la gente pregunte todo lo que quiera.

Carlos Catarecha, de la serie "Chicago 1014".
Carlos Catarecha, de la serie «Chicago 1014».

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Carlos Catarecha. Fotografía publicada en su página de Facebook.
Carlos Catarecha. Fotografía publicada en su página de Facebook.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

***

Segunda vida y final definitivo: reencarnaciones y muerte en arquitectura.

1.-El viernes pasado discutíamos con los entusiastas alumnos del “Màster d’electes la delicada cuestión del patrimonio histórico-artístico. En concreto, cuando uno abre un manual del tema, se encuentra con mecanismos jurídicos de congelación de las facultades del propietario y, si es posible, con un destino final de titularidad pública. Es decir, el camino del legislador comienza con la declaración de bien de interés cultural (normalmente atribuida a la Comunidad Autónoma). Su objetivo es paralizar la transformación y asegurar así la perpetuación del valor cultural (y su posible goce por la comunidad). Esto supone normalmente una pérdida para el propietario, que se intenta compensar con subvenciones –cada vez más escasas- o con ciertos beneficios fiscales.  También existe una amplia panoplia de mecanismos jurídicos más suaves, como la humilde y discretamente aldeana “declaración de bien de interés local” o la manipulación taimada de las ordenanzas urbanísticas (que a veces acaba en finos y complejos litigios).Con el tiempo, a veces se consigue la titularidad pública del bien (a través de compra, cesión, expropiación, ejercicio del derecho de tanteo…).

*

…  2.-Sin embargo, tanto en España como en otras naciones europeas, lo cierto es que el volumen de patrimonio histórico-artístico con alguna forma de limitación, protección  o tutela ha crecido vertiginosamente. No obstante, ya no hay fondos ni instrumentos –ni públicos ni privados- para asegurar su conservación (mi buen amigo Endrius Cocciolo me lo comentaba hace poco, indicando que “le dolía Nápoles” y su belleza arruinada). El recurso técnico más manoseado en los últimos años ha sido la modificación de usos del bien de interés cultural (y su multiplicación: que se haga ahí lo que sea, pero que el edificio se mantenga). Sin embargo, incluso está técnica ya no da más de sí. Un día u otro Heráclito vuelve a la ciudad –de la cual jamás marchó- y se plantea el terrible problema de la admisión jurídica del derribo. Ya, ya sé que es como si te arrancaran el hígado, pero no todo va a poder ser mantenido. Incluso lo excelente muere.

**

…  3.-En clase nos referimos al caso de Chicago, un auténtico museo de la arquitectura al aire libre, en el que el debate sobre la destrucción se lleva a cabo con un altísimo nivel de conocimiento y apasionamiento (incluso con peticiones de “indulto” que son, en sí, lecciones de historia del arte). Casi como un auténtica serendípity, me encuentro el sábado con el artículo editorial  de mi admirado Luis Fernández-Galiano en la insustituible revista Arquitectura Viva, de marzo del 2015 (núm. 172). Ya advierto que si uno repasa cualquier número de Arquitectura Viva y no queda desbordado por la seria  brillantez de las imágenes,  debe seguir algún tratamiento integral de psicoterapia.

…  En su artículo, Fernández-Galiano plantea la necesidad de apurar a fondo el cambio de usos, dándole al edificio una nueva biografía. Todo un reto, pues, para la voluptas conservandi. Lo transcribo aquí con las transformaciones gráficas de la casa.

LUIS FERNÁNDEZ-GALIANO, “Segunda vida”, editorial de Arquitectura Viva, 172 (03/2015).

…  1.-Los edificios tienen muchas vidas, porque su erosión funcional suele ser más rápida que su ruina física. La persistencia testaruda de sus fábricas, donde se depositan los materiales, la energía y el ingenio empleados en su construcción –eso que ahora llamaríamos termodinámico e informativo-, anima a darles usos sucesivos. Arrastrados por el vendaval de los cambios económicos y sociales, los inmuebles experimentan transformaciones que en rigor no pueden describirse como metamorfosis, porque si su contenido y función se modifica por entero, su forma permanece sustancialmente intacta. Por grandes que sean las innovaciones técnicas o las mudanzas del gusto, las construcciones procuran su permanencia a través de una “pereza de la forma”, que mientras se resiste a la alteración de sus trazas, se adapta dócilmente a casi cualesquiera usos. Los edificios viajan así en el tiempo, sirviendo a diferentes amos en sus biografías consecutivas.

*

…  2.-A partir de la explosión en el consumo de combustibles fósiles, la antigua voluptas aedificandi se ha expresado mediante un crecimiento exponencial de lo urbanizado, y una hipertrofia de lo construido que devora el territorio con sus metástasis para expresar la bulimia de una sociedad nunca saciada en sus demandas de gratificación material. Este apetito expansivo ha dejado detrás de sí carcasas obsoletas, contenedores sin contenido abandonados a la degradación y a la ruina definitiva en ausencia de uso, por lo que resulta benemérita la intención de dotarlos de una nueva función que prolongue su vida. Algunas de estas operaciones logran injertar con éxito programas razonables en construcciones exánimes, pero en otras ocasiones el recurso rutinario a contenidos culturales o institucionales imprecisos no consigue insuflar aliento vital en la obra durmiente, y el rescate arquitectónico se salda con frustración social y derroche presupuestario.

**

…  3.-En un marco donde lo habitual ha sido dar funciones predominantemente simbólicas a edificios esencialmente utilitarios, cabe preguntarse si la deriva hacia el salvamento indiscriminado del patrimonio arquitectónico mediante el uso cultural o institucional no ha alcanzado ya cotas excesivas; si no sufrimos hoy ya de una cierta sobredotación de espacios de naturaleza emblemática; y si no nos hallamos ya en la cota más alta de una marea cuyo reflujo parece irremediable. Quizá no esté lejos el momento en que debe propugnarse la transformación de museos en mercados, de universidades en talleres y de ministerios en viviendas. Los edificios conocerán segundas o terceras vidas, pero serán en todo caso la expresión en sus usos de las necesidades y los deseos de las sociedades que entonces alberguen, diferentes y no sabemos si mejores que aquellas otras que con importantes recursos materiales y no menor esfuerzo humano levantaron sus fábricas.

***

Las piedras y los que vivieron antes.

…     “La pedra treballada, humanitzada, pot ser tan provocativa com la carn. Cal mirar-la i tocar-la. Sento que em dóna força; la força de la terra sumada a la de l’home en estat de gràcia, en moments d’esforç, concentració i genialitat. ¿És misantropia no experimentar la necessitat d’estar amb ningú quan hom ressegueix els nivells i racons d’aqueixes poblacions?¿No estem, al cap i a la fi, amb aquells qui triaren els turons per a bastir-hi les ciutats i n’aixecaren les pedres? Gaudint de llur obra ens posem en contacte amb ells.”

…     Joaquim TORRES I GODORI, A Portugal,  cercant alguna cosa. Viatge en autostop i en piragua, pel Douro.(1994).

…     [“La piedra trabajada, humanizada, puede ser tan provocativa como la carne. Hay que mirarla y tocarla.  Siento que me da fuerza: la fuerza de la tierra sumada a la del hombre en estado de gracia, en momentos de esfuerzo, concentración y genialidad. ¿Es misantropía no experimentar la necesidad de estar con nadie cuando uno resigue los niveles y rincones de estas poblaciones?¿No estamos, al fin y al cabo, con aquellos que eligieron las colinas para edificar las ciudades y que levantaron las piedras? Disfrutando su obra nos ponemos en contacto con ellos.”]

*

 

…    Este cuaderno continuará el día 5 de septiembre, ya que mis sentimientos en este momento coinciden con los de Salvador Sostres el día 5 de agosto. Buenas vacaciones (en la medida de lo posible).

…    “Me quedo siempre en la ciudad como una alegre militancia, y hago de ello mi causa, pero al cabo de pocas horas invariablemente sucede que me acabo sintiendo solo y se desvanece la absurda euforia del escritor soldado que entró en 1945 a liberar el Ritz de París; y entre mis ridículas proclamas y el remordimiento por no saberme adaptar mejor al promedio del mundo, el único sonido que me queda es el Miss you blues como un susurro recordándome que al final siempre perdemos y que ni la música puede sustituir a las lágrimas.”

Oporto

***