El mejor escribano echa un borrón. Y todos nos equivocamos. Hoy, el ordenamiento jurídico es, casi en su totalidad, un texto depositado en un archivo informático. De hecho, un par de golpes en el teclado adecuado o un ataque informático de alta precisión podrían hacerlo desaparecer. Se iniciaría entonces una fase de prueba del Derecho aplicable en cada uno de los procesos (como ocurrió en otras fases históricas).
Dejando de lado este futuro distópico, lo cierto es que es inevitable la acumulación de errores en las publicaciones oficiales. Es más, incluso es posible que estemos en un período especialmente preocupante. Esto es lo que algunos afirman a raíz del último y espectacular desliz en el BOE, que derogó la Constitución y otras normas. Sobre ello, me remito a estos dos artículos:
Este tipo de defectos podrían ser calificados como “errores sistemáticos”, en la medida en que algún problema en el sistema informático provoca tales disfunciones. Por ejemplo, un conjunto de normas derogado de golpe.
Existe también lo que podríamos llamar “error ideológico-político”, motivado por el atropello y el deseo de imponer a toda costa –con merma incluso del Estado de Derecho- el propio mensaje (una especie de “agit-prop” con pintadas en las paredes de la ley). Lo veíamos el otro día en nuestro artículo “Quítate tú, que me pongo yo”*, dentro de los “Sábados exclusivos”. Ahí entran algunas de las mamarrachadas gramaticales propias del llamado “lenguaje inclusivo”. Sin embargo, ello nos pone en contacto con otro desacierto que tiene una sustancia propia: el error por impericia lingüística, que se manifiesta en redacciones deficientes, contradictorias u oscuras. Las frases kilométricas y abstrusas que estamos leyendo en los últimos años proclaman el gran momento que vive esta escritura disparatada.
Por último, tenemos el “error humorístico”, la chispa del escribano, que defiendo absolutamente y que nos muestra los límites de nuestra condición. Ya lo estudiamos en aquel delicioso ejemplo comentado en “También en el tiempo”**.
Seguramente, esta pequeña nota tiene varios fallos. Es más que probable, además, que el mismo ser humano sea un lamentable dislate evolutivo. Ordenemos, pues, estas perlas preciosas (reflexionando sobre sus efectos, por cierto) antes de que el tiempo borre definitivamente la distinción entre lo bien hecho y lo mal hecho.
Hace tiempo que empecé a leer a Cristina Argelich Comelles. Me sorprendió por su capacidad de romper el “lenguaje políticamente correcto” en materia de vivienda y por enfocar la cuestión con modos liberales pero sin retirar la protección a la parte más débil (como buena civilista que es). Ha tenido la mala ocurrencia de publicar una monografía en la que desmenuza las claves de la ya inminente Ley de Vivienda (digo mala ocurrencia porque sé que voy a tener que sacar tiempo para leerla y será de consulta obligada). En el artículo suyo que hoy traemos por aquí, ya se avanza a los acontecimientos y propone una reforma –contra más rápida, mejor- de lo que ahora vaya a aprobarse. Me ha llegado al alma su crítica a la mala redacción del proyecto (un clásico de estos últimos años). Les dejo con este artículo (un aperitivo de su reciente libro) y les recomiendo que vayan haciendo una hucha –si pueden- para afrontar lo que se viene encima.
La professora Judith Gifreu exposà el dimecres 12 d’abril al seminari “Innova Dret” el seu ampli projecte de pràctiques dels estudiants de diverses facultats, realitzades de forma interdisciplinar. La idea rau en configurar equips de diverses llicenciatures i oferir un catàleg de treballs a les institucions interessades –principalment, és clar, els Ajuntaments. Aquests grups farien unes pràctiques o una recerca final de grau vinculats a l’Agenda 2030, als objectius de desenvolupament sostenible i a les agendes urbanes.
Amb els criteris mencionats, s’intenta evitar l’estudiant-paracaigudes, que cau en una oficina a fer una feina sense que ni el seu tutor ni ell mateix sàpiguin massa bé què cal fer. Tenint en compte la capacitat de treball de la Dra. Gifreu –que amb un peu llaura i amb l’altre entaula- no tinc cap dubte que el pla serà un èxit. A més, la Judith ja duu molts anys d’escola en el municipalisme català i això li permet situar la labor dels universitaris dins l’oceà administratiu. Fins i tot, els esbossos que ens va explicar tenen un aire de canvi radical que potser no serà fàcil d’encaixar a les graelles burocràtiques. Com m’agradaria recomençar els meus vells estudis i i integrar-me en aquests comandos pacífics de joves que tracten coses diferents i connecten els seus escrits i els seus interrogants!
Periódicamente, se anuncian los funerales por las universidades. Sin embargo, aunque a veces los achaques se palpan, parece que el enfermo disfruta de una magnífica mala salud. Traemos hoy aquí un artículo de Alberto Olmos que pone el dedo en algunas llagas. Desde luego, es un debate abierto que va a acelerarse. Ahora bien, lo que me parece interesante anotar es que, a más adoctrinamiento ideológico, peor universidad. Es decir, si la universidad pretende adornar o construir sus estudios con las bagatelas supersticiosas de estos últimos años, estamos evidentemente ante una institución inútil. Toda esa pedrería luce mucho mejor en Twitter y en los cursillos subvencionados por cualquier ministerio. Sólo si se va a estudiar Biología (una ciencia ya casi revolucionaria, por cierto), Física, Lógica, Matemáticas, Historia del Arte o incluso Derecho, podrá tener el alma mater algún sentido.
2.-El supuesto que vamos a ver ha sido ya ampliamente aireado entre los especialistas y la chapuza ha corrido alegremente por las redes sociales. Si consultan ustedes al diligente compilador del BOE, observarán que aparece esto al consultar el art. 16.1.c) del Real Decreto Legislativo 5/2000, de 4 de agosto, por el que se aprueba el Texto refundido de la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social (LISOS). Se trata, en concreto, de una infracción muy grave en materia de empleo, expuesta en estos términos en el boletín oficial y acompañada de la nota de duda existencial redactada por algún atento funcionario:
“c) Solicitar datos de carácter personal en cualquier proceso de intermediación o colocación o establecer condiciones, mediante la publicidad, difusión o por cualquier otro medio, que constituyan discriminaciones para el acceso al empleo por motivos de edad, sexo, discapacidad, salud, orientación sexual, identidad de género, expresión de género, características sexuales, nacionalidad, origen racial o étnico, religión o creencias, opinión política, afiliación sindical, así como por razón de lengua, dentro del Estado español, o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
c) Solicitar datos de carácter personal en los procesos de selección o establecer condiciones, mediante la publicidad, difusión o por cualquier otro medio, que constituyan discriminaciones para el acceso al empleo por motivos de sexo, origen, incluido el racial o étnico, edad, estado civil, discapacidad, religión o convicciones, opinión política, orientación e identidad sexual, expresión de género, características sexuales, afiliación sindical, condición social y lengua dentro del Estado.
Téngase en cuenta que se modifica la letra c) del apartado 1 por la disposición final 1.2 de la Ley 3/2023, de 28 de febrero, Ref. BOE-A-2023-5365 y, con la misma fecha de publicación oficial y entrada en vigor, se vuelve a modificar la letra c) por la disposición final 6.4 de la Ley 4/2023, de 28 de febrero. Ref. BOE-A-2023-5366. Se muestran ambas redacciones.”
“
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3.-De lo anterior se deducen algunas consecuencias interesantes:
a) Banalización del ius puniendi estatal. Toda la literatura sobre la moderación en los castigos se viene abajo cuando se observan estas infracciones bajo escasa reflexión cuya comisión significará miles de euros para el particular (en concreto, entre 7501 y 225.018 euros), además de otras responsabilidades accesorias.
b) El legislador no tiene un concepto claro de la igualdad. En el texto constitucional se partió del juego tradicional entre la igualdad ante la ley (art. 14CE) y el avance progresivo hacia la igualdad sustancial (por ejemplo, art. 9.2 CE). Sin embargo, los últimos tiempos han alumbrado desigualdades ante la Ley respaldadas por el Tribunal Constitucional y, además, han proliferado los estatutos diferenciadores de grupos y conjuntos de particulares. Esta multiplicación de privilegios (en el sentido estricto de lex privata) se quiere compensar políticamente con una retórica ilimitada de precisiones sobre la desigualdad. Es un buen ejemplo de ello el precepto que hemos transcrito.
c) Teniendo en cuenta que en el BOE no consta la hora de publicación y sólo se atiende a la fecha, es posible que la redacción dada al art. 16.1.a) de la LISOS por la Disposición final primera de la Ley 3/2023, de Empleo, sea la regla con un plazo de vigencia más corto en la historia del Derecho español. Esto, no obstante, suponiendo que el nuevo art. 16.1.c) de la Ley 4/2023 haya derogado tácitamente el texto promulgado en la Ley 3/2023. En realidad, la situación podría ser más inquietante: elart. 16.1.c), en la redacción dada por la Ley 3/2023, jamás existió. Justo cuando iba a integrarse en el ordenamiento, en la misma fecha, fue ya derogado por la Ley 4/2023. Como máximo, vivió mientras los ojos de los destinatarios no habían pasado de la Ley 3/2023 a la Ley 4/2023 del mismo boletín. El BOE, pues, también fue visitado por la primavera y quiso revivir, a su manera, la inmortal letrilla de Quevedo: “¿De qué sirve presumir, /rosal, de buen parecer,/si aún no acabas de nacer/cuando empiezas a morir?”.
Alejandro Molina se sorprende ante la irrupción de “monomarental” en el proyecto de Ley de Familias. No es una de las burradas más gloriosas e incluso goza de alguna línea de defensa, no crea. La neolengua inclusiva ha alcanzado cotas de mayor ridiculez, como venimos desgranando humildemente en nuestros “sábados exclusivos”. Siempre pienso que voy a cerrar la sección, pero luego me arrepiento ante una nueva joya de tontería a la violeta. Es cierto que no comenté el “sexilio”, que se me salía un poco del tema y que ya iba directamente a la invención de términos. De todos modos, don Alejandro, no crea usted, hay estudios por ahí con sesudas aportaciones en esta materia y son capaces de haber montado un corpus arregladito con cuatro revistas científicas. Le sugiero un experimento: escriba “sexilio en la investigación científica”* en la ventanilla del Sr. Google y deje volar su imaginación. Si lo lee algún universitario, que no escriba “sexenios”, que me lo veo venir, que son unos obsesos, oiga.
El artículo de Molina expone dos puntos que me preocupan especialmente:
-En primer lugar, el carácter aberrante desde el punto de vista lingüístico y gramatical de estos trampantojos.
-En segundo lugar, su configuración como ariete ideológico, sostenido por esforzados guerreros que imponen en la sala del castillo asaltado sus prejuicios políticos y sociales.
Creo que la táctica de lo que llamo un poco groseramente “los inclusiveros” se basa en un par de premisas:
a) Las fórmulas lingüísticas actuales expresan una situación de opresión.
b) Yo no las empleo, las cambio y, por tanto, proclamo ante el mundo mi superioridad moral y política.
El apartado a) jamás ha sido demostrado. Por eso, como son muy cucos, han construido la patética historieta de la visibilidad, un mal chiste de humor gráfico. Respecto al apartado b), creo que no hay que emplear la lógica para arremeter contra esa pamplina. Son más eficaces la ironía y el sarcasmo. Ni una concesión a la mentira de que ello son más justos y buenos. Pero sobre esto hablaremos otro día, porque merece un mayor desarrollo y porque quiero dejarles ahora en compañía de don Alejandro Molina:
Billy Loman.-En el Decreto-Ley 2/2023, de 6 de marzo, de medidas urgentes en materia del servicio público discrecional del transporte de personas viajeras y en otras materias vinculadas a sectores económicos, aprobado por el Consejo de Gobierno de las Islas Baleares.
Happy Loman.- “Personas viajeras…” Es curioso. Esta ridícula expresión sólo aparece en el título, porque lo cierto es que luego no se menciona ni una vez en todo el texto del Decreto-Ley. Por el contrario, nada menos que en 34 ocasiones se usa con toda tranquilidad el “viajeros” de toda la vida, que a nadie excluye ni rechaza, por supuesto.
Biff Loman.- Es probable que lo colocaran simplemente en el título para disimular y para burlar la vigilancia del Delegado de Lenguaje Inclusivo. Buena jugada.
Happy Loman.-Pasó algo parecido en el Real Decreto-Ley estatal 20/201, de 5 de octubre, por el que se adoptan medidas urgentes de apoyo para la rcparación de los daños ocasionados por las erupciones volcánicas y para la reconstrucción económica y social de la Isla de La Palma: metieron “personas viajeras” en la Exposición de Motivos pero después ya se olvidaron en el cuerpo de la norma.
Biff Loman.-También pudo ocurrir que alguien se diera cuenta de que “persona viajera” no equivale a viajero. Hemos de confiar en la sensatez del redactor. La “persona viajera” es el trotamundos permanente, el entusiasta que se ha ganado ese adjetivo y que se mueve frecuentemente de un lugar a otro con enorme pasión (o quizá por obligación). El viajero, por el contrario, está realizando un viaje, se desplaza en una ocasión concreta y por eso la legislación le protege en su trayecto. Y da igual que lo repita muchas veces o no, como don Antonio Machado en su vagón de tercera o como la viajera que quiso enseñar a besar a Sabina en la Gare d’Austerlitz*.
Happy Loman.-Lo cierto es que sigue faltando el homenaje a nuestro padre y estos tunantes siguen con sus malabarismos vacíos.
II
Biff Loman.-¿Quién es? Pase, pase, Sr. Minguella, le estábamos esperando.
Josep Minguella.-Buenas tardes, Gracias, mire aquí tiene mi tarjeta.
(Le entrega una tarjeta comercial en la que se lee: “Josep Minguella. Soluciones inclusivas/Remedios inclusivos”)
Happy Loman.-Señor Minguella, le habíamos llamado porque queremos que se apruebe la Orden para la erección del monumento a la memoria de nuestro padre y de todos los que han practicado su oficio, pero el Sr. Delegado del Lenguaje Inclusivo no aprueba el expediente y lo tiene paralizado.
Josep Minguella.-Lo entiendo, lo entiendo, pero tengan un poco de paciencia, porque ahora le enseñaré mi “mostruari”**, con algunas chapuzas y apaños que el Sr. Delegado no podrá rechazar. “Miri, miri”, esta es muy maja y se la vendimos a la Comunidad Autónoma de Andalucía, que aprobó el Decreto 84/2021, de 9 de febrero, por el que se modifica el Reglamento de los Servicios de Transporte Público de Viajeros y Viajeras en Automóviles de Turismo, aprobado por Decreto 35/2012, de 21 de febrero.
Biff Loman.-No está mal, Sr. Minguella, pero no va a colar porque ya sabe usted que las señoras y los señores Delegados de Lenguaje Inclusivo desdoblan siempre poniendo el femenino en primer lugar. Ya habrá oído usted aquello de “trabajadoras y trabajadores”, …Además, comprenderá que aquí la gente es muy bruta y pronto empezarán los chistes procaces en torno al monumento al viajero y a la viajera (no quiero ni imaginar el texto de las futuras pintadas).
Josep Minguella.-“No pateixi”, no sufra, porque precisamente tenemos el producto ideal. Como ustedes ya habrán “sentido”, yo vengo de la tierra del “viatjant”, el “viatjant català”, ya saben, cuando Sabadell y Tarrasa eran la gran fábrica textil de España. Casi un siglo y medio pateándonos la península antes de que llegaran los chinos y don Amancio y se estropeara el invento.
Biff Loman.-Eso es, claro, lo auténtico: “Monumento al viajante”. ¿Cómo no se nos había ocurrido antes? Mi padre estaría orgulloso y nuestro creador también[1]. Incluso Marilyn[2] se alegrará, allí donde esté.
Josep Minguella.-Sería bonito, sí, sería lo correcto, pero a nosotros nos “pertocan”los trampantojos pseudoinclusivos, que son nuestro mejor producto. La placa dirá: “Monumento a la persona viajante”. Fíjese si hemos tenido éxito, que ya estoy tramitando el cambio de nombre del mausoleo de los Amantes de Teruel por el de “Mausoleo de las Personas Amantes de Teruel”.
***
[1] Como el lector ya habrá intuido, nos estamos refiriendo a la imponente obra teatral “La muerte de un viajante” (Death of a Salesman, 1949), escrita por Arthur Miller. Biff Loman y Happy Loman son dos personajes del libreto.
[2]Marilyn Monroe y Arthur Miller se casaron en 1956 y se divorciaron en 1961.
**»Mostruari» es una palabra incorrecta, construida por la influencia deformadora del castellano «muestrario» sobre el catalán «mostrari». Sin embargo, en el lenguaje coloquial disfrutó de un uso amplísimo.