1.- Ocurre a veces que te invitan a moderar un debate o un fórum, confiando en que algo sabrás del tema y no te molesta hablar en público (o, incluso, no callas ni bajo el agua). Es una tarea a la cual no le damos la importancia que realmente tiene. Sin embargo, si reflexionamos un poco y recordamos las sesiones que hemos sufrido en nuestra vida, convendremos en que el éxito comunicativo del acto depende en gran medida del árbitro que han puesto, del repartidor de juego.
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2.-La cosa se complica con las amenidades que nos ha traído el virus. En concreto, el uso de plataformas informáticas y la combinación de exposiciones en más de una lengua (con el inglés ya chuleando como lingua franca). En esas situaciones, el moderador es a menudo el único salvavidas para evitar los abundantes casos que ya registra la OMS de muerte por aburrimiento en el curso de un webinar.
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3.-Encontré hace unos días un magnífico y sintético cursillo para dirigir un encuentro con precisión y eficacia. La verdad es que quedé entusiasmado con las explicaciones e incluso podríamos decir que estamos ante una nueva profesión (cosa importante, tal como está el patio). La autora es Kristin Arnold. Ha publicado en you tube este breve pero intenso programa con las siguientes lecciones:
Me ha parecido una información útil y espero que sea provechosa (a mí me está sirviendo). Por otra parte, la misma autora ha publicado abundantes materiales y consejos sobre estas materias (por ejemplo, éste: ***). Suerte en su próxima sesión.
…1.-Hace ya cinco años, escribía en este cuaderno una reflexión bajo el título “¿Qué es la clase? Un secreto”. Allí planteaba lo fácil que sería organizar la enseñanza universitaria a distancia y el papel que, en su caso, podría tener la clase presencial. Léanlo, no les defraudará.
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… 2.-¿Quién podría intuir en aquel momento que, unos años después, de forma abrupta, el teletrabajo se impondría sin escapatoria? Son muchos los sectores que, en pocos días, han dado ya pasos de gigante. Dejando aparte por un segundo el terrible momento que estamos viviendo, lo cierto es que algunas personas descubrirán nuevas formas, más gozosas y productivas, de enfrentarse con su oficio.
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… 3.-Hablábamos ayer de la legión de héroes que está ahora mismo en nuestras calles. Pero también hay muchos luchadores dentro de cada hogar. El futuro feliz del teletrabajo ha aterrizado en habitaciones reducidas, donde la obligación laboral convive con el necesario cuidado de los menores, de los ancianos e incluso de los enfermos. Muchos vecinos construyen cada día en unos pocos metros el delicado rompecabezas del trabajo (que hoy es un bien valioso), de la educación de sus propios hijos y del apoyo a sus mayores (a veces es una vecina impedida, a la que se lleva la compra). Hay soldados y enfermeros dentro las casas.
«8 de març-Com que hi ha tanta grip, han hagut de clausurar la Universitat. D’ençà d’aquest fet, el meu germà i jo vivim a casa, a Palafrugell, amb la família. Som dos estudiants desvagats. El meu germà, que és un gran afeccionat a jugar a futbol -malgrat haver-s’hi ja trencat un braç i una cama-, el veig purament a les hores de repàs. Ell fa la seva vida. Jo vaig tirant. No enyoro pas Barcelona i menys la Universitat. La vida de poble, amb els amics que hi tinc, m’agrada».
Així comença El Quadern Gris, de Josep Pla, i l’autor situa la narració el 1918.
…De mis anteriores artículos sobre el inicio del curso [ * , **, ***] –que ahora quizá reeescribiría o matizaría- me voy a quedar, porque estoy muy contento con mis nuevos y magnificos alumnos de tercero, con un fragmento que escribí en el inicio del año 2015:
…“De nuevo, la pesada tarea de “motivar”, que es ya una consigna desleída y ridícula. Por el contrario, cada día me parece más certera la observación de Claudio Naranjo: el niño aprende de forma natural cuando percibe algo más grande que él, algo sustancial y verdadero que fascina por sus proporciones. No sé si podré yo transmitirlo.”
……”Aprendió tantas cosas –escribía mi maestro, a la muerte de un amigo erudito-, que no tuvo tiempo para pensar en ninguna de ellas.
…………………A. Machado.
…1.-Una de las inútiles ocupaciones de Bartleby consiste en anotar aniversarios y preparar obituarios. Por ello, justamente esta mañana me ha advertido de que hoy se cumplen ochenta años de la muerte de Antonio Machado, en Colliure, justo en la tarde del 22 de febrero de 1939. Sería ridículo traer aquí algún célebre poema del maestro (ya estoy pensando, evidentemente, en el caminante lastrado por el tiempo y en la mentira del futuro). Supongo que algún eco quedará en los lectores y no está de más reconocer el buen trabajo que hicieron Joan Manuel Serrat y Paco Ibáñez, ahora que don Antonio ya debe haber desaparecido de los innovadores planes de estudio que atenazan a nuestros muchachos.
…Es verdad que me muero de ganas por traer aquí aquel comienzo impresionante desde el sur hacia el norte más frío :”Palacio, buen amigo,/¿está la primavera/vistiendo ya las ramas de los chopos/del río y los caminos? En la estepa/del alto Duero,/Primavera tarda,/…”. Pero la primavera –tan mediterránea- de Colliure ya va a la par con la de Barcelona. Justo en esta semana, casi huele a romero en el Tibidabo y un sol insolente y metropolitano posee la ciudad. Ligero de equipaje va siempre este cuaderno y me consuelo recordando que, hace ahora ochenta años, un buen hombre de letras dejó escrito ese inmortal arranque de un verso que jamás continuó: “Estos días azules y este sol de la infancia”.
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…2.-No han pasado desapercibidas las relaciones entre el mundo jurídico y el acervo machadiano. Es poco conocido que tuvo don Antonio el proyecto de emplearse en el Banco de España, pero fue Giner el que le animó a preparar oposiciones a cátedra de francés en los institutos. Siempre citan los especialistas del Derecho procesal el famoso poema “(Un criminal)”, porque les permite hablar de los antecedentes del jurado en la legislación española:
“Frente al reo, los jueces con sus viejos
ropones enlutados;
y una hilera de obscuros entrecejos
y de plebeyos rostros: los jurados.
…El abogado defensor perora,
[…]“
No obstante, por mi parte preferí el contraste entre el “tosco patíbulo” y la “fresca madera” de “(El cadalso)”. Y estoy seguro de que el gran procesalista y machadiano que es Manolo Cachón estará de acuerdo con esta afirmación.
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…3.-Dicho esto, existe un texto imprescindible de don Antonio para cualquier profesor –de cualquier materia- que tenga que subirse al estrado para cumplir con sus obligaciones laborales. Se trata de su Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. A veces nos hemos referido a él en este cuaderno (******). No es fácil resumir su contenido y nunca acaba uno de leerlo y releerlo del todo, justamente como ocurre con los clásicos. Para don Agustín García Calvo era casi un manual sagrado, aunque otros opinaron que abusaba demasiado de los consejos de vieja. Lo cierto es que el Juan de Mairenaes un auténticoblog del profesor.
…Voy a atreverme a dar tres o cuatro ideas fundamentales (deberían ser treinta o trescientas) que siguen estando vivas. En primer lugar, la insistencia en la claridad. El poeta y el profesor hablan claro, se les entiende. En segundo lugar, la desmitificación de la pedagogía imperante, de la “solemne tristeza de las aulas”, porque, como es sabido, “Mairena colocaba en el primer banco de su clase a los más torpes, y […]casi siempre se dirigía a ellos”. Ahora bien, no le gustaba nada el vicio del autodidactismo (con alguna excepción relevante, por cierto).
…Encontrarán también los amantes de Machado la importancia de la escucha atenta –del imperturbable oyente- en el arte de aprender (casi una antigualla en estos tiempos de “what’s up” y “Facebook” mientras escuchamos el rollo). Relacionado con ello, la indiscutible preferencia por la expresión oral: el maestro habla y los estudiantes también hablan, constantemente.
…Y, en fin, el eterno camino socrático de la duda permanente, tan necesario en estos tiempos de seguridades tribales y de redes que jamás rectifican:
“La inseguridad, la incertidumbre, la desconfianza, son acaso nuestras únicas verdades. Hay que aferrarse a ellas. No sabemos si el sol ha de salir mañana como ha salido hoy, ni en caso de que salga, si saldrá por el mismo sitio, porque en verdad tampoco podemos precisar ese sitio con exactitud astronómica, suponiendo que exista un sitio donde el sol haya salido alguna vez. En último caso, aunque penséis que estas dudas son, de puro racionales, pura pedantería, siempre admitiréis que podamos dudar de que el sol salga mañana para nosotros. La inseguridad es nuestra madre; nuestra musa es la desconfianza. Si damos en poetas es porque, convencidos de esto, pensamos que hay algo que va con nosotros digno de cantarse. O si os place, mejor, porque sabemos qué males queremos espantar con nuestros cantos. ”
…Acabo estas reflexiones y el maldito Bartleby –que es un tipo irrelevante y que jamás hizo nada en la vida- me arrebata el teclado y me coloca su defensa de la inacción, tomada del “Proyecto de un discurso de ingreso en la Academia de la Lengua”, escrito por don Antonio y que oí por primera vez con ocasión de la defensa de la tesis doctoral de otro gran machadiano, el administrativista y amigo Manolo Férez:
“Lo primero, en el orden estético, es hacer las cosas bien.
Lo segundo no hacerlas.
Lo tercero y último, lo realmente abominable, es hacerlas mal.
Don Miguel de los Santos Álvarez no perdonaba al autor de un drama trágico malo en cinco actos. ¡Es tan fácil –decía él- no escribir un drama trágico en cinco actos!
Tan fácil como no hacer una tesis doctoral, un discurso académico, o un nuevo plan de enseñanza.
Pero el grito de una república de trabajadores será siempre: Homo faber, antes malhechor que holgazán.
…Ara que el curs comença, potser és útil recordar com s’”empollava”, a la carrera de Dret, a la Barcelona de començaments del segle XX. Ens ho explica Josep Pla a Barcelona, una discussió entranyable. Per motius d’espai, no afegim la descripció de la cambra d’estudi, aquell ambient que “no era pas gaire adequat per a fer-se càrrec de l’emfiteusi o del retracte”. Tampoc parlem del fred implacable d’aquells edificis, que fa concloure l’autor que “amb una mica de foc, els meus estudis haurien estat més aprofitats”. Afegim sols les negretes habituals al nostre bloc:
“Així hom estudiava –vull dir que empollava. Empollar és un castellanisme de l’argot universitari, d’una significació molt exacta. La lloca empolla els ous de la posta cobrint-los, mantenint-los amb el seu escalf a una temperatura determinada, tenaçment, fins que la incubació s’ha acabat. L’estudiant sotmetia la seva memòria a una incubació semblant a base de restar davant d’un llibre de text, tenaçment, hores i hores, assegut davant d’una taula. De vegades, per fer més activa l’empollació, per no distreure’s, per eliminar les vel·leitats frívoles del pensament, hom s’agafava el cap amb totes dues mans, els colzes sobre la taula. Era l’actitud típica de l’empollar. Així, empollar –estudiar- volia dir aprendre’s la literalitat d’un text de memòria eliminant amb tota cura de l’operació els problemes plantejats per la comprensió dle text. Preocupar-se de la comprensió del text ja no hauria estat empollar. Hauria estat pensar, reflexionar, escollir, discutir, però això no era pas un problema universitari. L’únic que seriosament s’exigia era recitar un text de memòria, és a dir, reportar l’efecte de l’empollació realitzada. La resta era secundària. Parlo, és clar, en general. Hi havia alguns, poquíssims, professors interessats més en la comprensió que en la recitació dels textos, com hi havia estudiants que espontàniament anaven al gra.”
…Nos preocupamos mucho –y debemos hacerlo- por el nivel que deben adquirir las universidades. Sin embargo, cualquier experto sabe que las dados ya se han jugado en los años iniciales del aprendizaje. Se hizo clásico al respecto el discurso de Camus en la recepción del premio Nobel, recordando agradecido al humilde maestro de la escuela nacional que le abrió las puertas del conocimiento.
…En las clases de la última infancia y de la larga adolescencia se perfila entre los compañeros la sutil distinción de Cortázar entre cronopios, famas y esperanzas. Es una división que luego el futuro confirmará o desvanecerá.
…Siempre procuré acercarme a los cronopios. Me gustaba su compañía porque los cronopios que conocí sabían muchas cosas de literatura y también de música. Trasteaban poemas y algunos aún conocieron los discos de vinilo y los “cassettes”. Supe luego que su vida no siempre fue fácil.
…La muerte de un cronopio es un hecho absolutamente serio. Bartleby, desde el fondo del pasillo, anota que es una evidente certificación de su pesimismo (del pesimismo de Bartleby, porque la tristeza de los cronopios es otra cosa). Cuando se van, el tiempo queda convertido en una materia densa y pesadamente pegajosa. Imposible avanzar. Ni siquiera hacia atrás, hacia las primeras letras y canciones.
…Bartleby criticizes every day the content of this blog. Probably, he is an old school positivist and asks for only strict legal comments. He hates especially my ethereal digressions on Law teaching and my memories on real legal practice.
…Anyway I consider that topics are transparent: Law, cities and teaching. But Bartleby is a bad-tempered guy and maintains that the real meaning of the blog is my modest life: another superfluous stuff for bored clerks. So, I decide to spend all the morning reading him loudly two pages from the great master William Zinsser[1] (bolds are ours):
…”Of all the subjects available to you as a writer, the one you know best is yourself: your past and your present, your thoughts and your emotions. Yet it’s probably the subject you try hardest to avoid.
…Whenever I’m invited to visit a writing class in a school or a college, the first thing I ask the students is: “What are your problems? What are your concerns?” Their answer, from Maine to California, is the same: “We have to write what the teacher wants”. It’s a depressing sentence.
…”That’s the last thing any good teacher wants.” I tell them: “No teacher wants twenty-five copies of the same person, writing about the same topic. What we’re all looking for –what we want to see pop out of your papers- is individuality. We’re looking for whatever it is that makes you unique. Write about what you know and what you think.”
…They can’t. They don’t think they have permission. I think they get that permission by being born.
…Middle age brings no release. At writers’ conferences I meet women whose children have grown up and who now want to sort out their lives through writing. I urge them to write in personal detail about what is closest to them. They protest. “We have to write what editors want,” they say. In other words, “We have to write what the teacher wants.” Why do they think they need permission to write about the experiences and feelings they know best-their own?
…Jump still another generation. I have a journalist friend who has spent a lifetime writing honorably, but always out of second-hand sources, explicating other people’s events. Over the years I’ve often heard him mention his father, a minister who took many lonely liberal stands in a conservative Kansas town, and obviously that’s where my friend got his own strong social conscience. A few years ago I asked him when he was going to start writing about the elements in his life that were really important to him, including his father. One of these days, he said. But the day was always put off.
…When he turned 65 I began to pester him. I sent him some memoirs that had moved me, and finally he agreed to spend his mornings writing in that retrospective vein. Now he can hardly believe what a liberating journey he is embarked on: how much he is discovering about his father that he never understood, and about his own life. But when he describes his journey he always says, “I never had the nerve before,” or “I was always afraid to try”. In other works, “I didn’t think I had permission.”
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[1]On Writing Well. The classic guide to writing nonfiction, HarperCollins Publishers, New York, 2006, pp.132-133.
…1.-Periódicamente se reinicia el debate sobre las fórmulas adecuadas para la selección de empleados públicos. Ahora, como señala Chaves en un reciente artículo –»Reforma urgente del modelo clásico de oposiciones» -, probablemente se recrudecerán ante el anuncio de convocatorias de miles de plazas en el empleo público (en parte forzadas, por el deshilachado estatuto del personal interino en la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea). En estos últimos años se han realizado cambios importantes en los niveles inferiores, pero es cierto que el tuétano de los cuerpos funcionariales de élite resiste férreamente: pruebas públicas, preeminencia del examen oral, temarios colosales, etc.
Conviene decir, de entrada, que el reclutamiento de empleados públicos es, a nivel teórico, una operación mucho más compleja que la banal captación de trabajadores y colaboradores en las factorías y sedes privadas. En estas últimas, las reglas están claras y se cifran en el patrón de la rentabilidad (que es un gran invento, por supuesto). Otra cosa es que no siempre es fácil intuir quién va a ser el imán de los futuros doblones.
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…2.-Sin embargo, en el campo público se trata de elegir, nada más y nada menos, unos hombres y mujeres que van a integrarse en entidades al servicio del interés general (me refiero al Poder Ejecutivo, ya que en el Poder Judicial, como es fácil suponer, hallaríamos incluso dificultades específicas). Nos movemos en un terreno complejo, en las brumas de un sueño de la razón, en un artefacto siempre mal hecho (algo parecido ocurre, por cierto, con la contratación pública).
…3.-Nos hallamos aquí ante el radical dilema de la alineación de los clubs de fútbol: todo el mundo lleva un entrenador en su corazón y, por tanto, todos nos atrevemos a hacer la exégesis exacta y adecuada de los principios de mérito y capacidad. En este sentido, el artículo de Chaves es interesante. Muy aguda la propuesta de comentar algunos libros básicos del Derecho público, previamente estipulados. Sin embargo, discrepo en el dardo (no explosivo) que le envía a la facultad de la memoria:
“Bajo mi personal reflexión, considero, sin tener la llave mágica, que las pruebas memorísticas deberían pasar a mejor vida, pues corren tiempos en que los ordenadores y las bases de datos suplen las posibles carencias de datos e información para la labor pública. Cualquier modesta base de datos localiza, identifica y ofrece normas exactas para cada caso, con mayor fiabilidad que la cabeza de un opositor avezado.”
Chaves critica, más adelante, la sacralización cuantitativa de la memoria –y en eso podríamos estar en parte de acuerdo-.También serían rechazables, añado yo, los recuerdos cosidos a la mente sin saber exactamente de qué se está hablando. Sin embargo, no cabe negar –y el autor citado lo admite en algún momento- que el esfuerzo de aprender par coeur construye, al menos, unos buenos cimientos de vocabulario. Esto es algo fundamental en la disciplina jurídica que, en el fondo, no es más que una rama de la retórica. Pero no acaba aquí mi defensa quijotesca de la memoria.
…Para algunas tendencias, la memoria equivale a la inteligencia en acción. Mi ignorancia en el campo neurológico me impide juzgar lo acertado de esta postura. Ahora bien, creo que antes de buscar en las redes y bibliotecas virtuales qué es el “anatocismo” –por ejemplo- puede ser útil saberlo ya de antemano. Igualmente, se gana mucho tiempo si se sabe qué se esconde bajo la expresión “Duero” (y si sabes el Tajo y el Ebro tampoco va mal). Hemos de trabajar más en la formación, sin duda, de la memoria de relación, de la memoria de lo que realmente se vive y se comprende e incluso de la memoria visual. Pero me opongo a su destitución, aunque sólo sea para determinar cuál es la primera palabra que va a ser tecleada en la base de datos.
…Y ya no entro, en estos días de primavera y pasión, en la espinosa cuestión filosófica de que, probablemente, no somos más que un trozo de memoria, cada día más frágil, embarrada en la humedad inminente del olvido.
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[Por cierto, para los que sean de Barcelona y alrededores, les comento que Chaves viene el 27 de abril para hablar sobre el contenido de su último libro. Copio de su blog:
«Por otro lado, en Barcelona, el próximo día 27 de Abril de 2017 (9,30-13,30) tendré ocasión de participar en el Seminario de Actualización de la Función Pública Local, organizado por la Federación de Municipios de Cataluña según este Programa. Me ocuparé de disertar sobre el Control jurisdiccional de la discrecionalidad técnica: control de los abusos y errores de los procedimientos selectivos.]»
…1.-Hace unos años, conocí a un profesor que, desde el primer momento, dejó claro que no trataría a todos por igual. Comunicaba sin rodeos que sus mayores atenciones se volcarían en los alumnos más esforzados y con mejores calificaciones provisionales. No creo que ello le llevara a romper la igualdad ante la norma, pero le cayeron en los pasillos las previsibles murmuraciones y en las recién inauguradas “redes sociales” las implacables acusaciones de favoritismo.
…Lo cierto, no obstante, es que la vida profesional y académica se articula a través de jerarquías. Cosa diferente –y nada fácil- es decidir cómo se forman. Por otra parte, el estudio de cualquier jerarquía –por ejemplo, las artísticas o las científicas- nos muestra su esencia móvil: gracias a la crítica permanente, las posiciones varían constantemente y nadie puede imaginar ni siquiera por aproximación cuál va a ser el veredicto del futuro.
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…2.-Las denominadas “redes sociales” implican –per se– un reto a la pirámide jerárquica. A lo sumo, construyen clasificaciones en base al número de consultas y al ya famoso aunque abisal algoritmo. En consecuencia, la cuestión de la jerarquía se mantiene e incluso se nos impone con más ansiedad que nunca. Así, por ejemplo, podría ser quizás un buen artilugio para salir de la vigente fase de la posverdad.
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…3.-En fin, me vinieron estas reflexiones a raíz de la lectura de estos días –a la que he aludido en alguna ocasión- de la biografía Juan Belmonte, matador de toros, bajo la pluma de Manuel Chaves Nogales. El diestro nos regala una luminosa descripción de un mecanismo jerárquico construido por una pandilla de zagalones torerillos. No voy a incluir aquí el modo en que Belmonte subvirtió el listado, ya que esto destriparía la historia. Sin embargo, eso sí, pasó a torear siempre después de Riverito (las negritas son nuestras):
…”El respeto a las jerarquías
… […]
…Cuando llegábamos al cerrado, apartábamos una res, la que mejor nos parecía, de ordinario la más grande que encontrábamos. Por lo general, lo que había allí era ganado de media sangre, reses que llevaban al matadero. El animal, penosamente apartado por nosotros, no se decidía a embestir más que cuando después de mucho acosarle daba dos o tres vueltas y se convencía de que no tenía escapatoria. Toreaba primero Riverito, que era el que tenía más prestigio en la pandilla. Los demás esperábamos pacientemente a que nos llegase nuestro turno, sin que ninguno se atreviese jamás a dar un capotazo inoportuno. Cuando Riverito terminaba de torear, alargaba la chaqueta al segundo de la pandilla, y así, siguiendo un orden estricto, toreaban todos, cada cual en el puesto que le correspondía. Las jerarquías de aquella pandilla de anarquistas se respetaban religiosamente. El que toreaba mejor cogía primero la chaqueta; el menos diestro era, inexorablemente, el último en torear. La categoría de cada uno se reconocía tácitamente por los demás, y jamás hubo entre nosotros más privilegio que el del propio mérito, unánimemente acatado. Yo empecé siendo el último. Cuando ya todos habían toreado a placer me alargaban la chaqueta para que hiciese lo que pudiera. Naturalmente, poco podía hacer.”