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“Finalmente, Carmen Calvo añadió: “Independientemente de la reforma de la Constitución, sí que será necesario empezar por tener un texto de la Constitución que nos incluya a las mujeres. Lo haremos como la Real Academia nos indique”. Mas es de suponer que una persona de su perspicacia prevea que lo que la Academia en su momento indique no vaya a diferir mucho de lo que explicó el documento “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer”, redactado en 2012 por el académico don Ignacio Bosque y suscrito por todos los miembros de la corporación. Seguro que lo ha leído. ¿Qué pasará si ni lo dicho entonces por el profesor Bosque ni lo que la Academia conteste cuando emita su informe consiguen convencer a la peticionaria?”
Esto es lo que se preguntaba Pedro Álvarez de Miranda en su libro El género y la lengua, publicado en el 2018 (p. 86). Por supuesto, no pasó nada. Los informes fueron a la papelera y el espectáculo continuó, incluso con nuevos números de varietés.
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