Diario disperso. Algo más sobre literatura y Derecho.

           

Sigo con el Dietario voluble de Vila-Matas y me encuentro con un tema que durante un tiempo me preocupó y que ha ocupado, en realidad, a muchos autores. La bibliografía sobre la relación entre literatura y Derecho es abrumadora. Desde otro punto de vista, sobre la relación entre belleza y Derecho, es necesario citar la aportación de Llewellyn (Belleza y estilo en el Derecho).

            El párrafo de Vila-Matas que me ha llamado la atención es el siguiente, relativo a la ceremonia de concesión del doctorado honoris causa a Claudio Magris:

            “Y luego, en su profundo y extenso discurso, Magris, tras recordarnos a Kafka y su Ante la Ley, aborda un tema tan complejo como poco tocado al hablarnos de las relaciones entre Literatura y Derecho. Por un momento, dejo de escucharle para acordarme de la época en que yo estudiaba para abogado y era un tímido poeta y no veía relación alguna entre ambas actividades. Luego, regreso a Magris, que está diciendo que la Ley parte de los más profundo del ser humano y que la Literatura revela la más profunda y contradictoria esencia moral. Tras la brillante disertación, anoto las últimas palabras: “Los antiguos, que habían comprendido casi todo, sabían que puede existir poesía en el acto de legislar; no por casualidad muchos mitos dicen que los poetas fueron, también, los primeros legisladores.””

            Por cierto, deseando ya que aparezco el libro con el estudio del civilista  Antonio José Quesada Sánchez sobre Jaime Gil de Biedma, el poeta español de mayor relevancia en la segunda mitad del siglo XX. Bueno, éste es mi criterio, que creo que se confirma a medida que avanza el siglo XXI.