Alla giornata

II Seminario Europeo de Derecho Administrativo

Los días 11 y 12 de mayo se celebrará, en Pisa, el II Seminario Europeo de Derecho Administrativo “La participación ciudadana como paradigma y sus manifestaciones en el ordenamiento jurídico”.

Directores

Jose María Pérez Monguio, Alfredo Fioritto y Severiano Fernández Ramos

Coordinadores

Eugenia Escobar y Giovanna Pizzanelli

Palazo della Sapienza

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En el principio fue la participación-botín, en palabras del profesor Nieto. Era lo primero que aprendíamos con afán crítico, una vez digerida la clasificación canónica del manual de García de Enterría y Tomás Ramón Fernández (participación orgánica, participación funcional y participación cooperativa). Tomás Villasante, que se conocía el percal, nos devolvió algo de optimismo en un libro que devoré hace  muchos años (Las comunidades locales). Aunque también es verdad que este autor señalaba los riesgos y la natural tendencia de la participación a convertirse en cantera de futuras autoridades (muchos concejales y alcaldes hicieron sus primeras armas, antes de ser elegidos, en estas batallas).

         Me acerqué luego al tema más por vía de práctica que de teoría (llegué a proponer en algún supuesto soluciones tan estrambóticas que los viejos del lugar aún las recuerdan y que a mí no me parecen tan mal, la verdad) . Tuve la suerte de reflexionar sobre la participación urbanística en diversas experiencias que dirige y coordina la profesora Marta Lora-Tamayo  -cuya enorme capacidad le permite situar  cada caso y cada locum en la historia del Derecho urbanístico, en su sinuoso presente y en los amplísimos mares del Derecho comparado-.

         He tenido la suerte de que también mi admirado amigo y professore José María Pérez Monguió construyese -junto a Severiano Fernández– un auténtico manual, que tuve que aprenderme de memoria : Vox populi: consultas populares y procesos participativos.*  Me volví a encarar con el asunto, en fin, al redactar “Crisis del informe de género e indeterminación del urbanismo con perspectiva de género”*, que he tenido el honor de ver publicado en la Revista Española de Derecho Administrativo de este primer trimestre de 2023. Intentaré explicar en Pisa lo bueno que pueda haber en su contenido.

         Ahí espero encontrar al profesor Alfredo Fioritto y a Marco Lunardelli, que con tanta amabilidad nos acogieron en la primavera del 2019, con las jornadas que allí se organizaron sobre buen gobierno y lucha contra la corrupción*, en las que pude acompañar a Federico Castillo y a otros compañeros. He recuperado de aquellos días la foto y el lema (que aparece en el título de este articulillo) del edificio histórico del Rectorado de la Universidad de Pisa y que es una invitación al trabajo, a la lucha por ese pan eternamente esquivo.

         Quizá pensarán ustedes que hay algo de vanidad interpuesta en la acumulación de nombres de este artículo. Alguno intentará absolverme aludiendo a los artículos de crítica literaria, que acumulan nombres para marcar con precisión las diversas tendencias, como en aquellas listas de erudición que aprendí de don Juan Ramón Masoliver (y su inolvidable Perfil de sombras*,plagado de trayectorias por las letras italianas). No, discúlpenme, no hay nada de eso. Hay, eso sí, una escucha atenta, con la esperanza de que a uno se le pegue algo. Y hay, también, la conciencia de la abrumadora superioridad del leer sobre el escribir, una admiración hacia lo recibido que en Italia logra una confirmación inapelable.

PROGRAMA***

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Diarios dispersos. De ellos es el Reino de los Cielos.

       1.-Debate con el “Grupo de participación” que dirige mi admirada Marta Lora-Tamayo. Compañeros españoles y, mayoritariamente, iberoamericanos. Dos magníficas ponencias, una sobre una experiencia española (Mabel) y otra bonaerense (Purificación Casals) sobre la atractiva cuestión de la participación  de niños y jóvenes en la configuración de políticas y decisiones de la Administración.

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       2.-Discrepo de que exista un derecho de participación de los niños y rechazo el objetivo de dotarles de más y más derechos (por supuesto, claro, tienen derecho a la vida, a la integridad física, a la libre expresión…). Pero, al menos en urbanismo y ordenación del territorio, lo cierto es que no votan, carecen de deberes tributarios, no ejercen directamente sus derechos patrimoniales…Esto no quiere decir que no les escuchemos. Al contrario, es absolutamente necesario: viven la ciudad desde su propia altura y la sufren y la disfrutan como el primero. Sus ojos miran en gran parte al margen al sistema oficinesco. Los niños están menos hechos y menos formados,  son imprevistos, con algo del mar sin fin y de las flores sin conciencia. No sequemos esa fuente con un exceso de institucionalización y juridificación.

       Algo parecido ocurre con la participación de los jóvenes. El experimento bonaerense edifica una compleja jerarquía de promotores estudiantiles de Educación Sexual Integral [sic].  Se prevé, incluso, su encaje y trabazón con los   Educadores Sexuales Integrales adultos. Creo que estas previsiones pueden estar atadas a la realidad argentina, pero es difícil su traslado, por ejemplo, a España. No creo que resistieran quince días en un debate en la prensa. El encuadramiento juvenil que se articula es excesivo, piramidal, implacable (demasiado cerca del camarada).

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       3.-Desde el mundo del Derecho Administrativo, la corriente clásica tradicional ha sido contraria a las fórmulas de participación directa. Aún recuerdo al maestro Nieto tronando con el concepto implacable de participación-botín. Había posiciones más suaves, ciertamente (Sánchez Morón, por ejemplo). Pero yo me crié con esos abonos (incluyendo algunos sociólogos críticos como don Tomás R. Villasante).

       Ahora bien, a través de la práctica y de las conversaciones con Marta Lora-Tamayo, he aprendido a valorar la participación. Me bastarían, incluso, criterios utilitaristas: ni las autoridades ni los expertos manejan en exclusiva las soluciones. En el caso de los niños y de los jóvenes,  la apuesta es aún más atrayente, porque son los únicos que pueden salirse de la mirada burocrática, profesionalizada o políticamente diseñada.

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