
Fuente: Ginny***
1.-Todos tendemos a dejar las cosas para un poco más tarde. Es el hábito, tan extendido, de la procrastinación. Su difusión en todas los países y culturas llevó a la creación de una Asociación Mundial de Procrastinadores. Su éxito llevó al Consejo Económico y Social de la ONU a plantearse la inclusión de esta entidad dentro del listado de organizaciones con carácter consultivo*. Para tramitar el expediente, les requirieron los estatutos y lo cierto es que parece que contestaron que ya se los enviarían algún día…
La pereza, esa vieja amiga de la humanidad, acompaña especialmente a los apóstoles de la neolengua exclusiva. Por estas páginas hemos visto hasta la saciedad ejemplos donde se empezaba con mucho brío a desdoblar y esas cosas y luego se dejaban las cosas como siempre, como se ha hablado toda la vida ( ejemplar fue en esto la denominada “Ley trans”).
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2.-Algo parecido ocurrió con la medida E.33 del “II Plan para la Igualdad entre mujeres y hombres en la Administración General del Estado y en sus organismos públicos”, aprobado por Acuerdo del Consejo de Ministros de 20 de noviembre de 2015 y publicado por resolución de 26 de noviembre de 2015, de la Secretaría de Estado de Administraciones Públicas. Según la medida E. 33, “El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad llevará a cabo la elaboración y difusión a través de intranet [sic] de un Manual de uso de lenguaje no sexista”.
Aunque es cierto que se trataba de un típico plan administrativo de eficacia ad intra, había interés por ver la aportación culminante de la Administración del Estado en esta materia: nada menos que un catón de “lenguaje inclusivo”.
La expectación se vino abajo porque alguna autoridad, viendo lo que se le venía encima, decidió dar gato por liebre. En concreto, el Ministerio de Sanidad, Servicios sociales e Igualdad publicó un documento titulado “Guías para el uso no sexista del lenguaje”. Se trata de un batiburrillo de 120 guías con diversas paternidades: ayuntamientos, universidades, los diversos institutos autonómicos de la mujer, federaciones deportivas, etc. Se ordenan bajo un criterio un tanto aleatorio, que comienza por “Academia” y continúa por algunos sectores de actuación administrativa, el apartado “Jurídico”, un apartado de “sensibilización general y recursos web” y uno final de “sociedad civil”. Una gran parte de los organismos son externos a la Administración del Estado, con lo cual ésta aprovecha para beneficiarse de su trabajo, aunque no nos dice en ningún momento cuál es el criterio aconsejable. Quizá la gran fuente podría ser la Guía que publicó la concejalía de igualdad del ayuntamiento de Azuqueca de Henares (dicho sea con todos los respetos para este bello municipio). Es, pues, una especie de recopilación de fueros lingüísticos, facilitada por el mágico dedo de internet.
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3.-Ahora bien, más allá de la acidia burocrática, lo cierto es que ese modo de actuar es típico del campo en el que nos movemos. Como ha señalado SOTO IVARS, no existe una autoridad única de la corrección política y “dado que cada tribu impone sus normas de un modo arbitrario y sin consenso con las demás, la dinámica de la corrección política es desordenada y tentacular, y entra a menudo en contradicción” ( La casa del ahorcado, 2021,p.285). Un carácter, pues, multipolar, fumigatorio y disperso en el que cualquier jefe de negociado puede alcanzar la gloria de decidir cómo van a hablar los administrados que se acerquen a rellenar los impresos de su oficina.
J.Amenós.
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