Sexta Flota

                                A Carles Capdevila,*

1.-Tuve el placer de asistir, hace unos días, a un interesante y emotivo acto organizado por profesionales del foro. En él, se otorgaron diversos reconocimientos corporativos. Entre ellos, una para una asociación de afectados por ciertas enfermedades nerviosas y otro para una entidad de ayuda a los refugiados que se agolpan actualmente en las costas del Egeo. Hasta aquí, nada que objetar.

Empecé a notar un sentimiento incómodo con el discurso del representante de la organización citada en el último lugar. No sé, había un cierto deje de Robin Hood que nos dejaba a los oyentes en un lugar inferior. Pensé que mi impresión era injusta, pero se me reforzó cuando, desde la presidencia del acto, se volvió a dar el mismo mensaje: yo estuve ahí, yo conozco el lugar perfectamente, yo soy solidario….

Por supuesto, el problema de los refugiados es dolorosísimo y, como ya hemos dicho aquí en alguna ocasión, no tiene una solución sencilla. Todo lo que se haga es poco (y, desde luego, en nada ayuda la manipulación política). Ahora bien, en estos casos me viene a la cabeza la vieja pauta cristiana: que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha. Es decir, conviene una cierta reserva en la explicación de la propia virtud.

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2.-Por el contrario, asistimos a un exhibicionismo de la solidaridad que es ya pura pornografía. Uno acude al restaurante y le recuerdan que el 3% de la cuenta va a una agrupación humanitaria; compra champú Perico y el 1%  lo recibe la entidad que aparece en el fondo, etc. Sé perfectamente que, para muchas de estas asociaciones, la etiqueta les suministra una financiación fundamental, pero no dejo de pensar que hay algo truculento y bastardo en esta publicidad de los puros y de los buenos. Por supuesto, hay campañas bien enfocadas y muy dignas. Por ejemplo, la del Banco de Alimentos: la cesta de la compra se incrementa en una fecha avisada y nadie sabe que aquel día tu kilo de arroz y la botella de aceite mejoraron el mundo.

…  Esta pauta de discreción, por ejemplo, también la he observado en la Fundación de oncología infantil Enriqueta Villavecchia. Una de sus actividades principales consiste en mantener –por compra o alquiler- una bolsa de viviendas que son cedidas gratuitamente a las familias que vienen a Barcelona para que sus hijos  sigan el tratamiento en los prestigiosos hospitales de la ciudad. Gestionar inmuebles no generará nunca un gran titular periodístico ni tendrá impacto en Instagram, pero es fácil comprender el enorme valor que tiene esta tarea para los pacientes y para la humanización de su entorno (sin olvidar el aspecto económico, también demoledor en estas enfermedades).

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3.-Ahora bien, como estamos en un mundo mediático  y como toda empresa que se precie tiene su cuota de Responsabilidad Social Corporativa, yo propongo que la próxima medalla solidaria se entregue a la Sexta Flota norteamericana en el Mediterráneo (aunque su ámbito de actuación es más amplio). Dos razones me empujan a ello: parece que las nuevas corrientes técnicas en materia de armamento van a provocar la obsolescencia de estas espectaculares flotas y, además, el amigo americano está en una de sus fases –que se dan a veces en la historia- de repliegue onanista. Es decir, quizá nos está diciendo adiós y sus servicios a la paz y a nuestra seguridad van a ser sustituidos. Por otra parte, en fin, nuestros lazos son estrechos, ya que la base de Rota es una de sus piezas fundamentales y así nos lo quiso recordar el Presidente Obama en una de sus últimas visitas (véase aquí ***).

Ya, ya intuyo que alguno se va a cebar en este humilde artículo. En mi defensa diré que milité en el comité anti-Otan de aquel referéndum que nos hizo descubrir a un Antonio Gala mitinero (un saludo al maestro, por cierto) y que también participé en la histórica manifestación de Barcelona contra la guerra de Irak (esto es un poco como lo del antifranquismo: todo el mundo dice que estuvo allí).  Y tampoco olvido, claro, algunas espinas: el papel de la Sexta Flota para impedir aquella esperanza democrática del PCI en los años setenta, la todavía injustificada guerra de Irak y el desgraciado derrocamiento de Gadafi (aunque aquí parece que la obsesión vino más bien de ciertos aliados europeos).

Aún intentaría una última defensa alegando que, si no es por la Sexta flota, la brutalidad de la sangría de Yugoslavia probablemente no habría concluido. Y quizá, déjenmelo decir,  todo esto no es más que una reminiscencia infantil, activada por el colorido de las visitas de los marines a Barcelona. Yo era un crío y, en aquella época, no existía el Raval, sino el Barrio Chino y las Ramblas. Sólo recuerdo los uniformes blancos y mi mente no podía intuir el amplio listado de actividades culturales que en Barcelona desplegaban aquellos muchachos (mis padres tampoco me lo explicaban, lógicamente). Tengo pendiente, por cierto, la lectura del libro de Xavier Theros, que plantea algunas tesis muy interesantes sobre el impacto de estos desembarcos pacíficos. En realidad, estamos hablando de algo muy profundo y relevante para  esta vieja urbe.

Llega el verano y el Mediterráneo (que no siempre ha sido un mar de paz) se llenará otra vez de vida y de muerte. Seguirán llegando a través suyo productos imprescindibles  para nuestra vida cotidiana, hijos de la mesocracia accederán al soñado crucero multiclasista y el amor nacerá otra vez en escarpados puertos convertidos en teatrillo de buenas gentes  con disfraz de cantantes de habaneras, mientras el USS Donald Cook (DDG 75) navegará -silencioso, atento y confiado- hacia la Andalucía Occidental.

 

 

 

 

 

 

*NAVAL STATION ROTA, Spain (March 30, 2017) – Sailors aboard USS Donald Cook (DDG 75) heave a line as the ship arrives at Naval Station Rota, Spain, March 30, 2017.]

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Con Giuseppina Nicolini, alcaldesa de Lampedusa, y con la mejor Europa.

1.-Magnifica sesión hoy mismo de apertura oficial de curso en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Barcelona. El honor le fue otorgado este año a Giuseppina Nicolini, alcaldesa de Lampedusa, que es la ciudad italiana que ha estado en primera línea de la acogida de urgencia a los refugiados. Antes de su intervención, habló M. Pajares, de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. Pajares expuso algunas notas sobre la regulación del derecho de asilo que, en su opinión, están incumpliendo sistemáticamente los Estados europeos (preocupados por la lucha contra la inmigración ilegal y obsesionados con “acuerdos de bloqueo” con Turquía, Marruecos, Etiopía,…). Sobre esto ya habíamos comentado algo por aquí ***.

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…   2.-El discurso de G. Nicolini fue una narración apasionada.  Aclaró que las dos principales rutas de entrada en Europa se sitúan en los Balcanes o en el área de Lampedusa. Esta población se torna fundamental con la apertura en 1991 de la ruta que recala en el sudeste de Túnez. Desde ese momento, cada año van a ser salvadas en la zona unas veinte mil personas al año, con algunas “puntas” en el número de desplazados a causa de la primavera árabe, la desarticulación de Libia, etc.

Los refugiados vienen a menudo de países subsaharianos, de dictaduras terribles y poco conocidas por la opinión pública, de miserias recónditas. Nicolini nos aclaró que, en muchos casos, llevaban a sus espaldas un viaje por el desierto en camiones repletos en los que una caída significa la muerte, ya que el chófer no va a perder ni un minuto. Vendrán luego las barcazas sobrecargadas, con desgraciados lanzados al mar por decisión del capo, las cicatrices de los niños que vendieron sus órganos, la intoxicación por la mezcla de combustible y agua salada…

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3.-En su soledad –la soledad de Lampedusa y la soledad de Italia, según recordaba la alcaldesa- el pequeño municipio ha venido a representar lo mejor de Europa. En primer lugar, la acogida sanitaria elemental. Comentaba que no había mucha preocupación por los contagios, ya que, en pura lógica darwinista,  se habían salvado los más jóvenes y los más fuertes (quizá sólo incomodaba  la extendida conjuntivitis…).

La Europa, también, de los instrumentos legales, porque ya se han dictado las primeras condenas por trata de seres humanos y el municipio de Lampedusa se ha personado en los procesos. Ha de añadirse, también, la Europa de la verdad. Insistía la alcaldesa en que no se trataba de millones de refugiados, sino de un problema concreto que –eso sí- evaporaba las distinciones entre las diversas categorías de huídos: los refugiados, los meros emigrantes económicos… La edil azotaba al tremendismo alarmista y se felicitaba por el reciente e intenso incremento del turismo en Lampedusa: un justo premio a la obsesión de las autoridades locales  de asegurar el socorro sin perjudicar innecesariamente a la comunidad local.

Y, por último, la Europa del número y del nombre. Giuseppina Nicolini informó de la difícil investigación para captar la extensión concreta, individualizada y personificada del drama: el ADN de los fallecidos, las referencias de los familiares, las conversaciones con los supervivientes que daban cuenta de los que desaparecieron en el trayecto (un desconocido, un hijo, aquellos que resbalaron, los que agonizaron…).

El aplauso cerrado y en pie de profesores y alumnos certificó el éxito de la decana, Esther Zapater, en la elección de la alcaldesa como conferenciante. Excelente actuación, también, del coro universitario, como si la pasión racional de la alcaldesa aún pudiera continuar en una nana siria que todos entendimos sin necesidad de palabras.

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Apunte jurídico sobre la cuestión de los refugiados

…         1.-Magnífica sesión ayer en el GEA (“Grup d’Estudis Autònoma”) sobre la cuestión de los refugiados, a cargo de Esther Zapater y Montse Pi. Anoto al vuelo un par de ideas sobre sus aspectos  legales. En primer lugar, quedó claro que, jurídicamente, no existe aún un territorio de la Unión Europea. El territorio es de los Estados y, por tanto, las fronteras también. Ahora bien, ello no ha impedido el desarrollo de una política común sobre controles en aduana, asilo e inmigración. Su despliegue se anudó primero a la necesidad de edificar el mercado interior y la libre circulación de personas, mercancías y capitales. Sin embargo, ahora el  reto es  poner en pie una normativa fronteriza de origen europeo y con suficiente densidad para afrontar los nuevos fenómenos.

 

  …       La debilidad del Derecho vigente se pone de manifiesto en los titubeos sobre las reglas a adoptar. Por ejemplo, no se ha implantado un sistema de cuotas, que habría facilitado mucho las cosas y hubiera calmado la insatisfacción del país que asume la linde europea (Grecia e Italia, principalmente).

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…         2.-Lo anterior se relaciona con la crisis de la institución tradicional del derecho de asilo. Su articulado busca resolver expedientes individuales de personas en peligro inminente e intenso. Algunos países –como, por ejemplo, España- son especialmente cicateros en la tramitación y resolución  del procedimiento. Por otra parte, el mecanismo es tosco para resolver estos “flujos del miedo”, que difícilmente pueden equipararse a situaciones personales de persecución.

En definitiva, la legislación vigente es un sombrajo incapaz de guarecer la nueva realidad. Esto ayuda a entender prácticas torticeras de los Estados-frontera de la Unión europea, que “dejan pasar” los grupos de refugiados para que, de este modo, pidan el asilo “más arriba” (en general, parece que  el objetivo preferente es Alemania). También explica un poco la agilidad con la que parece que se mueven ciertas mafias  que facilitan el tráfico ilegal de personas. De hecho, algunos gobiernos que se hallan extra muros pero en el patio de entrada de Europa parecen estar encantados con su papel de filtro regulador de las masas que huyen.

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…         3.-Los debates del GEA suelen ser volcánicos (con fuertes y ruidosas erupciones) y éste no fue la excepción. Por ejemplo, apareció la sombra de la descomposición de Roma –con cuya historia se observan inquietantes semejanzas-. Igualmente, los antecedentes de los desplazados en las dos guerras mundiales y los exiliados españoles tras la guerra civil. Sin embargo, en estos últimos casos existía la conciencia de que el retorno de los afectados era inminente y, además, se compartía una unidad religiosa y/o cultural que ahora no se da.

……También salieron los tópicos de la falta de liderazgo europeo y de la relevancia de esta crisis para el futuro de la Unión. En efecto, están en juego algunas piezas clave de la construcción europea, como la libre circulación y la no discriminación entre europeos (bueno, esto más bien venía a través del Brexit, que ha venido a  complicar las cosas en las mismas fechas). Parece intuirse que, a medida que el fenómeno se complique, arribaremos a un clímax en el que habrá que encontrar soluciones comunes. Frente a los cirujanos de hierro y a las ideologías que todo lo solucionan en un santiamén, me encanta esta Europa de los tecnócratas dubitativos y serios…

Collioure
Collioure. Último refugio de don Antonio Machado.

 

 

 

 

 

 

 

 

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