Richard Estes, la vida propia de la luz y del acero.

1.-Nuestra pintura tiene la suerte de disfrutar entre sus cumbres a Antonio López, padre del hiperrealismo español. Para los estudiosos de la ciudad, la contemplación de sus cuadros  -aunque nada se sepa del arte pictórico- es una fuente primaria de reflexión. Basta ver, por ejemplo, dos de sus obras más reputadas: Gran Vía y Madrid desde Torres Blancas. He añadido, por cierto, el cuadro anterior denominado “Centro de restauración”:

 

«Gran Vía.» 1974-1981. Antonio López. Fuente: ***.

«Gran Vía». Antonio López. Fuente: ***.

«Madrid desde Torres Blancas». Antonio López.

«Centro de restauración» (1969-1970). Antonio López.

     La imagen urbana tiene un gran atractivo para los practicantes del hiperrealismo. Les permite apurar el detalle –la “información histórica acumulada en la ciudad”, como dicen los geógrafos- y, además, jugar vertiginosamente con las perspectivas. Ahora bien, la ciudad de Antonio López tiene aún una capa de color cálido, como un aura o un refugio que aún puede acoger la inevitable soledad humana.

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2.-En cambio,  en el también gran maestro hiperrealista noreteamericano Richard Estes, el decorado urbano contemporáneo y occidental rezuma una frialdad inquietante. Para llegar a ello, Estes apura al máximo cada fragmento, usando una técnica ya plenamente hermanada con la fotografía. Además, Estes multiplica implacablemente los reflejos, los espejos, las perspectivas cortantes y el señorío del metal.

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3.-R. Estés  expone estos días en la Galería Malborough de Barcelona su “Obra reciente” (hasta el 4 de noviembre). Nos hallamos aquí ante la culminación de su estilo. Es cierto que el mismo autor ha desmitificado en alguna ocasión la ausencia de personas en muchos de sus cuadros. Pero esa presencia inexistente o, peor aún, robotizada o hipnotizada, deja inevitablemente un mal sabor de boca, un tufo de angustioso existencialismo urbano. Hemos seleccionado aquí algunos de los cuadros expuestos*:

 

R. Estes.Alice Tully Hall
2015
óleo sobre tabla
29,9 x 21,6 cm

 

 

 

 

R.Estes.Staten Island Ferry with a Distant View of Manhattan and New Jersey
2011
óleo sobre tabla
32,7 x 47,9 cm

 

 

R.Estes.Starbucks Self Portrait
2017
óleo sobre tabla
45,7 x 65,4 cm

 

R.Estes. Rihanna
2012
óleo sobre tabla
30,5 x 61 cm

 

R.Estes.Escalator at Columbus Circle Subway Station
2017
óleo sobre tabla
73,7 x 45,7 cm
R.Estes.Roman Street Scene
2013
óleo sobre panel
20,3 x 15,2 cm
R. Estés. CD
2014
óleo sobre tabla
34,3 x 48,9 cm

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*Hemos utilizado en este artículo las imágenes suministradas en la web de la Galería Marlborough sobre el el catálogo de la exposición. Algunos lectores me avisan de que es demasiado reducida la reproducción. Como compensación, hemos añadido al final dos de las obras más famosas de Estes, que pueden verse en el Museo Nacional Thysen-Bornemisza: Cabinas telefónicas (1967) y Nedick’s (1970).

 

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Luces urbanas

En uno de esos libros que, con toda seguridad, me llevaría a una isla desierta –Sprawl. A compact history– , el profesor norteamericano Robert Bruegmann anticipaba ya en el año 2005 que una buena manera de romper las categorías tradicionales de suelo urbano, suburbano y rural podría ser, en el futuro,  el examen del conjunto de las áreas urbanas a través de imágenes por satélite. Esto permitiría acercarnos a fenómenos de asentamientos “extraurbanos” (exurban settlement), ya muy difusos y sutiles. Además, podríamos ver fácilmente casos de solidificación de núcleos muy aislados, de crecimiento interrelacionado y conjunto de áreas circundantes de grandes ciudades relativamente cercanas, etc.

Estas hipótesis de investigación son ya una realidad, como muestra el estudio de Oriol Nel·lo y otros profesores que hoy reproducimos aquí, tomado de su blog y traducido del catalán.

Luces urbanas 

1.-La Asociación de Geógrafos Españoles acaba de otorgar el premio “Roser Mayoral” al artículo “Energy and Urban Form. The growth of  European cities on the basis of night-time brightness”, aparecido en Land Use Policy, 61 (2017). El galardón, de carácter anual, distingue el artículo más destacado publicado por geógrafos españoles en revistas internacionales. Los autores del trabajo son Oriol Nel·lo, Joan López, Jordi Martín y Joan Checa, miembros del Grupo de Estudios sobre Energía, Territorio y Sociedad (GURB) del Departamento de Geografía de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Como es bien sabido, el sistema urbano europeo ha conocido en las últimas décadas transformaciones muy notables, que han afectado a la articulación y jerarquía de la red urbana y, asimismo, la morfología de estas áreas. El trabajo premiado, que forma parte de una investigación más amplia a la cual ya nos hemos referido en otras ocasiones, explora la concreción de estos cambios en veinte metrópolis europeas, a partir de una fuente relativamente innovadora para esta finalidad: la imagen por satélite  nocturno de la tierra.

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2.-La fotografía aérea y la imagen diurna por satélite han permitido seguir la dinámica de las ciudades europeas pero, pese a resultar muy precisas, presentan algunos inconvenientes. Entre estos destacan, por un lado, su escasa recurrencia temporal y, por otro lado, el hecho de que su utilización induce a identificar, de manera a menudo abusiva, los usos urbanos del espacio con la artificialización del suelo. En cambio, los avances en la disponibilidad, precisión, cobertura territorial y recurrencia de las imágenes nocturnas del satélite ofrecen nuevas oportunidades para estudiar no sólo la extensión sino también la intensidad de los usos urbanos sobre el espacio.

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3.-Así, la utilización de esta fuente ha permitido analizar desde una nueva perspectiva la evolución de las principales metrópolis europeas en el período 1992-2012. La primera conclusión que se deriva de la investigación es que la luminosidad urbana cubre una extensión muy superior a la artificialización física del suelo. En el caso de Madrid, por poner sólo un ejemplo, el suelo urbanizado del área urbana en un radio de cincuenta kilómetros a partir del centro de la capital cubría en el año 2006 –según datos de las Urban Morphological Zones (UMZ) de la Agencia Europea del Medio Ambiente- una superficie de 1013 km2, mientras que el ámbito con niveles de luminosidad urbana se extendía ya en esta fecha sobre 2341 km2. Pero no es sólo que el suelo artificializado tenga una extensión superior a la luminosidad urbana, sino que la segunda tiene a expandirse a un ritmo superior al primero. Así, en las ciudades estudiadas, la superficie total de las UMZ creció entre 1992 y 2012 un 15%, mientras que el ámbito con niveles de luminosidad urbana lo hizo en un 76%.

Hay que señalar, por otro lado, que el ritmo de expansión de la luminosidad difiere notablemente entre las diversas áreas urbanas y parece responder a ciertos patrones territoriales. Así, si clasificamos de manera normativa las ciudades estudiadas según su latitud, observamos que 12 de ellas se encuentran al Norte del paralelo 46 y 8 al Sur. Pues bien, de acuerdo con la imagen del satélite  nocturno, nueve de las ciudades con menor expansión de la luminosidad se hallan al norte de esta línea, mientras que 7 de las que presentan mayor expansión se encuentran al Sur. Entre ellas, Lyon, Madrid, Marsella, Milán, Roma y Nápoles prácticamente doblan su superficie iluminada en veinte años, mientras que Lisboa la triplica. La excepción entre las ciudades del sur corresponde a Barcelona, que presenta una expansión relativamente más contenida.

De hecho, la falta de correspondencia estricta entre la expansión del suelo artificializado y la luminosidad urbana, que podría ser vista, en principio, como una limitación para el uso de la imagen en la noche por satélite , puede constituir, en cambio, una de sus principales virtudes. Mientras que el análisis del proceso de urbanización a través de la superficie artificializada induce a conclusiones de carácter binario (urbanizado/no urbanizado), el examen de la luminosidad nocturna permite aproximaciones más complejas. Esto es así porque la luminosidad no deriva sólo de asentamientos, sino también de la presencia de infraestructuras y de usos más o  menos esporádicos del territorio. De este modo, la luz nocturna permite analizar las dinámicas territoriales atendiendo no sólo a los enclaves permanentes, sino también a la intensidad de la recurrencia en el uso del conjunto del territorio por parte de la población. Por ello, a pesar de las incógnitas y limitaciones que aún presenta, el empleo de la imagen del satélite nocturno ofrece recursos de gran interés para el estudio del proceso de urbanización, su relación con el consumo de energía y las políticas necesarias para gestionarlo.

 

 

España, de noche, en la imagen suministrada por la web construida por google y la NASA (AQUÍ: xxx).

 

 

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Rumba blanca. Felices vacaciones.

1.-Hace ya muchos años que me llamó la atención esta canción de Gato Pérez, “A la curva del Morrot”. Es sorprendente el esfuerzo poético, muy poco habitual en las letras rumberas. Por otra parte, creo que nunca acerté a comprender exactamente su sentido, aunque lo intentaré al final de este comentario.

Gato Pérez fue un personaje totalmente irrepetible en una Barcelona que ya no existe (la frase se me ocurrió antes de leer este artículo ***, que conste en acta). Recuerdo que Gavaldà, el líder de Els Pets, había comentado en alguna ocasión el tremendo impacto humano y musical que le supuso el haber conocido al Gato. Creo que le dedicaron una  buena canción, otra rumba innovadora –Digue’m que m’estimes-.

El cantante convirtió Barcelona en uno de sus principales temas. Incluso se atrevió en algún caso a teorizar –en una canción, claro- sobre la pulsión de Titanic que siempre está latente en esta ciudad. He oído que el alcalde Maragall le hizo algún encargo en relación a las Olimpiadas (que él ya no vivió).

No obstante, la aportación más perdurable del Gato Pérez está, evidentemente, en su posición central en la historia de la rumba catalana. Se ha dicho a menudo que fue el sólido eslabón que permitió la posterior explosión del género después de que el Pescaílla se retirara de facto y de que Peret se entretuviera en su etapa más comercial.

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2.-Por motivos laborales, hubo un tiempo en el que me tocó cada día pasar por delante de la curva del Morrot, en la falda de Montjuïc (todavía existía Can Tunis). Es un espacio un poco a medio hacer, con presencia de algunos descampados con los que la urbe aún no se ha atrevido. En realidad, el Morrot es un acantilado configurado por unas canteras abandonadas (que, en otro tiempo, fueron fundamentales para la construcción en Barcelona).

El castillo está arriba, pero apenas se ve desde la ladera. Es cierto que, a media montaña, un  elegante jardín botánico da un toque inesperado al conjunto. En la base de la montaña, la impresionante llanura de las instalaciones portuarias, las autopistas, vías ferroviarias arracimadas en una vieja estación (todavía operativa). En fin, muchas cosas interesantes que, como me ocurre otras veces, ya se entretuvo en desvelar Xavier Theros –que siempre se me adelanta-.

Archivo:El Morrot.JPG

.-Estación de El Morrot de Barcelona, al final del Ramal de mercancías El Morrot-Can Tunis-Castellbisbal (línea 238 de Adif). Fuente: Ferropedia.

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.-Montjuïc desde el Morrot. Autor: Fernando Álvarez Prozorovich.Fuente: ***.

3.-Reconozco que me encantan estos lugares un tanto desordenados aunque, en este caso, el disfrute era fácil gracias a la fuerza que tiene el espectáculo industrial de la base: las grúas, los contenedores, los barcos, los trenes y los camiones como fichas de un dominó inmenso y preciso… Éste es el lugar elegido por Gato Pérez para situar su canción. Algunos lo entendieron como manifiesto ecologista avant la lettre.  Se basaban en la referencia que hacía el Gato a los “soberbios que al mundo han querido cambiar”. Pero no acaba de encajar esta idea. Creo, más bien, que parece un homenaje al mundo, que quizás esté bien hecho si se tiene la mirada limpia. Es posible que algún conocedor de Barcelona aluda al cementerio de Montjuic, que también ocupa una parte del lugar. La muerte, entonces, explicaría toda la canción y una “rumba blanca” -impura y renovadora, como la suya- sería la obra definitiva y rompedora entregada al futuro.

En fin, les dejo con la rumba (y su letra y traducción)  y les deseo felices vacaciones.

Letra:

A la curva del Morrot,
cap a mig camí del Port
on Montjuïc i el Prat
es fonen en terreny guanyat al mar.
Deixarem el món intacte,
passejant un cos tot nou
amb l’ànima adormida en el llit
del més profond.

:

Allà bufa un vent seré,
poderós i musical
i és més curta la distància
des del cel i des del mar.
I amb la veu més afinada
harmoniosa i singular,
cantaran la «rumba blanca» que tant de
temps han anat cercant.

.

No voldran tornar al camí
que els ha fet tant ignorants,
una perspectiva nova s’obrirà en un instant.
Animals, plantes i humans
no trobaran la seva pau
rodejats per-els soberbis
que al món han volgut canviar.

Traducción (J.Amenós)*:

En la curva del Morrot,

del Puerto a medio camino,

donde el Prat y Montjuïc

ya se abrazan junto al mar.

El mundo seguirá intacto,

nuestro cuerpo será nuevo,

y el alma estará dormida

en la Gran Profundidad**.

.

Sopla allí un viento sereno,

poderoso y musical

y es más corta la distancia

desde el cielo y desde el mar.

Y con la voz más afinada,

armoniosa y singular,

cantarán la “rumba blanca”

que no cesaron de buscar.

.

No querrán aquel camino

que les hizo fracasar,

una perspectiva nueva

al momento se abrirá.

Animales, gente y plantas

ya no encontrarán la paz,

rodeados por soberbios

que al mundo iban a cambiar.

.

*La versión respeta el sentido y es perfectamente cantable en castellano.

**Las mayúsculas son aquí arriesgadas, pero creo que respetan mejor el mensaje.

Y, como regalo, una versión en directo, más cercana a la manera de hacer de El Gato, con sus amigos (donde corrige el coloquial «per els soberbis»  por un más correcto «per mils soberbis»):

 

***

 

 

 

Barcelona en España (y II)

 …1.-La visión casi unánime y un punto acaramelada en la nostalgia del éxito olímpico se troca en combate jurídico y político cuando se trata del Eixample. En algún momento  me he acercado en este  cuaderno a la cuestión y he aprovechado estos días para releer a BASSOLS COMA sobre el tema. En síntesis: el proyecto de ensanche de Cerdà fue una imposición del Gobierno de la Nación, que entendía que tenía competencias sobre la cuestión y que apostaba por una seria transformación – avanzada para la época- en la manera de concebir la propiedad fundiaria, en el proceso de construcción de la ciudad, etc.

Básicamente, a partir de la Real Orden de 20 de febrero de 1854, de derribo parcial de las Murallas, y de la Real Orden de 9 de diciembre de 1858, dictada por el Ministro de la Guerra, el Gobierno afirma que la tradicional competencia estatal sobre defensa y fortificación le permite decidir sobre los nuevos terrenos generados extra muros. Eso sí, la función le correspondería ahora al Ministerio de Fomento.

El 27 de noviembre de 1854 el gobernador civil de Barcelona adjudicó al ingeniero Cerdà, con expresa autorización del Gobierno, los trabajos de levantamiento del plano de los alrededores de la urbe. En cuanto al resto de la historia, permítanme la autocita, ya que resumir es muy cansado en plena canícula (los que hicieron EGB recordarán esa orden terrible de “hacer un resumen”):

      “En una primera fase, el Gobernador Civil de Barcelona adjudicó al ingeniero Cerdá, con expresa autorización del Gobierno, los trabajos de levantamiento del plano de los alrededores de Barcelona. Esta asignación se efectúa en 1854 y ha sido estudiada especialmente por Estapé (2001, pp.163 y ss.). Baste decir ahora que el antecedente fáctico de la resolución fue el nombramiento de Pascual Madoz como Ministro de Hacienda. Según unánime historiografía, se trata de una figura clave en la corriente de apoyo a Cerdá. Fue gobernador civil de Barcelona desde el 11 de agosto hasta el 20 de octubre de 1854. Una vez pasó a ocupar la cartera indicada, ya se nombró a Cirilo Franquet como Gobernador Civil. Éste, el 27 de noviembre de 1854, hizo público el encargo descrito.  Se trataba de un trabajo gratuito, por expresa voluntad del autor, y, además, fue fundamental de cara a la realización de los posteriores estudios. Curiosamente, Estapé (2001, p.166) recuerda que recibió algunas críticas periodísticas, con la agria invectiva, entre otras, de que ya era un mero ex – ingeniero.

            El siguiente paso relevante viene dado por la resolución de 7 de junio de 1859 (publicada en la Gaceta de Madrid de 17 de junio), merced a la cual “se aprueba el proyecto facultativo de ensanche de la ciudad de Barcelona, estudiado por el Ingeniero D. Ildefonso Cerdá”. Este proyecto se correspondía con una autorización previa a Cerdá para este trabajo dada por Orden de 2 de febrero y se aprobaba con las alteraciones propuestas por la Junta consultiva de Caminos, Canales y Puertos (bajo control del Cuerpo de Ingenieros). Según el Gobierno, respetaba la audiencia que debía darse  a la entidad local, ya que “los estudios de Cerdá se hallan en armonía con las bases adoptadas por la comisión de representantes de todas las Corporaciones de Barcelona en la memoria de 28 de junio de 1855 y las discutidas por la comisión nombrada en virtud del Real decreto de 23 de enero de 1856”. Es verdad, no obstante, que –tal como alegó el Ayuntamiento de Barcelona- parece excesiva la previsión del apartado cuarto, que encargaba a Cerdá la presentación del “proyecto de ordenanzas de construcción y de policía urbana para que sobre las mismas recaiga la aprobación del Ministerio de Fomento, y sobre las segundas el de la Gobernación del Reino”. Y apunto lo de excesivas en la medida en que estamos ante tradicionales competencias locales.”(1)

Se dio, como ya es costumbre en el lugar, una oportunidad a la Corporación Local, un “permitir”, que entra también en la larga tradición española:

 …Pero la Real Orden indicada no arredró al Ayuntamiento de Barcelona, que ya había convocado un concurso de proyectos sobre el Ensanche. La decisión de la Junta Calificadora recayó en el trabajo presentado por Rovira i Trias (en 20 de octubre de 1859, según Estapé, 2001, p.234, aunque Babiano, 2007,p.85, anota que el veredicto ya se había hecho público el 12 de septiembre). Se entra entonces en una fase poco estudiada y algo truculenta, ya que el Gobierno permitió la exposición pública de los trabajos del concurso y, en una sala adjunta, el de Cerdá (que, además, se paseaba por los locales, dando lugar a las críticas inmisericordes de Lacasta,1859, y otros cronistas ciudadanos).Por otra parte, el 5 de marzo de 1860 el Ayuntamiento acordaba entregar un Premi de 4000 Duros a l’Arquitecte Antoni Rovira i Trias Per el Plànol de l’Eixample de Barcelona Que Sortí Premiat en el Concurs”. Una paradoja, por cierto, con respecto a Cerdá, que acabó sus días reclamando al Estado las cantidades que él personalmente había adelantado para la realización de sus trabajos.” (2)

  Y la cosa acabó así, cuando ya se perdió la paciencia:

    “El Gobierno dio por zanjada la cuestión con el Real Decreto relativo al Ensanche de Barcelona de 31 de mayo de 1860 (publicado en la Gaceta de Madrid de 1 de junio). Se considera que el resultado del “concurso, posteriormente abierto con el mejor celo, aunque sin favorable resultado, por el Ayuntamiento de Barcelona” no ha de afectar ya al proyecto de Cerdá aprobado en la Real Orden de 7 de junio de 1859 (a la cual nos hemos referido anteriormente).  “(3)

O sea, que el Gobierno nacional –aunque consideraba que en él residía la competencia-  dejó que el Ayuntamiento convocara un concurso que, a la postre, no iba a servir para nada. Existe ahí un tema poco estudiado, referido a las dudas entre  algunos miembros del Ejecutivo, que alegaban la conveniencia de no enfrentarse a la corporación local.

Ensanche-Eficiencia-Energética

[Font: aqui]

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2.-En definitiva, el Plan Cerdá, como proyecto físico, económico y jurídico, fue un acuerdo imperativo del Gobierno central, de acuerdo con las normas vigentes, en contra del parecer unánime de la Corporación Local y de la casi totalidad de las fuerzas vivas de la ciudad. Se trataba de una apuesta política contundente y renovadora.

En la misma línea, hay que decir que Cerdà era miembro –insigne, además- del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, un colectivo fundamental para la  articulación del Estado español en el siglo XIX. Es cierto que había obtenido la excedencia, pero ello no impidió nunca al Gobierno considerarlo como un comisionado que estaba dentro del cuerpo funcionarial citado.

Ya en el primer minuto, la intelligentsia política y arquitectónica catalana, desde el militante Puig i Cadafalch hasta el más suave Prat de la Riba,   se apunta a la crítica atronadora contra el Plan. De hecho, el malditismo de Cerdà llega casi hasta nuestros días (Porcioles empezó a romper el silencio y luego Estapé, a través del Instituto de Estudios Fiscales del Ministerio de Hacienda, se encargó de su edición y de la dignificación  académica del autor).

Es  verdad, no obstante, que –con injustificadas pausas y recortes, como ocurre con muchos adelantos – el Plan empezó a funcionar y la potencia económica y creativa de Barcelona llenó aquel dibujo con la explosión de belleza utilitaria que conocemos. Vino luego la bendición técnica otorgada por el GATPAC  ya en los años treinta del siglo XX y los ajustes y contraajustes tan propios de nuestra historia (y también, claro, la corrección de algunos errores en el planteamiento de Cerdà).

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Vista aérea del Ensanche de Barcelona. Fuente: ***.

3.-Pero, evidentemente, el sapo del Ensanche ha sido de difícil digestión para ciertos sectores del nacionalismo. Nada menos que una regla impuesta por el Gobierno español, con una clara superioridad técnica y pensada y acometida por un destacado miembro de un también destacado Cuerpo nacional de funcionarios. Y, encima, un éxito abrumador para la imagen de Barcelona y para su vida cotidiana.

Algunas explicaciones han sido patéticas. Por ejemplo, la piadosa “carrera de proyectos para el Ensanche”, en la propaganda de las  celebraciones del Año Cerdà (2009-2010). No, no hubo ninguna carrera. O el peix al cove de Francisco Martí y Eduardo Moreno (1974): “Por una vez el centralismo sirvió para dominar la estrechez de miras de una burguesía provinciana”.

En resumen, estas dos simples pinceladas de trazo fortísimo en el territorio –los Juegos Olímpicos en el siglo XX y el Ensanche en el XIX- nos pueden servir para plantear una hipótesis en la cual aún habría que profundizar: Barcelona no ha sido una urbe colonial o machacada, sino una pieza clave de las políticas urbanísticas de los distintos regímenes y gobiernos de la España contemporánea: con momentos de sintonía –los Juegos Olímpicos-, de medicina amarga y fortificante –el Plan del Ensanche-, de noviazgo –Porcioles, hombre de confianza  del general Franco y facedor de la Carta municipal y de otras decisiones que el mismo Maragall apuntó en más de una ocasión- y también, claro está, de errores clamorosos, distanciamiento e incomprensión –siempre lo más perjudicial para todos-. Nunca fue fácil, muchacho, negociar con el kilómetro cero. En definitiva, desde el punto de vista urbanístico, ni una Marseille lejana ni una Chicago autosuficiente sino, simplemente, Barcelona en España.

Eixample. En el marco global de esta ciudad tan bien hecha. Fuente:***

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(1) AMENÓS ÁLAMO, J.: «El peculiar estatus de Ildefonso Cerdà como ingeniero de caminos, canales y puertos», en El derecho de la ciudad y el territorio. Estudios en homenaje a Manuel Ballbé Prunés, Madrid, 2016, p.63.

(2)AMENÓS ÁLAMO,Op.cit., p.64.

(3)AMENÓS ÁLAMO, Op.cit., p.65.

(4)MARTÍ, Francisco y MORENO, Eduardo, Barcelona, ¿a dónde vas?, Barcelona, 1974, p. 13.

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Barcelona en España (I)

1.-La ciudad estaba preciosa. Es innegable. De ahí las unanimidades de estos días en el recuerdo de los 25 años de los Juegos Olímpicos. Con su punto de ironía, no obstante, Joaquín Luna nos recordaba que ya se ha empezado a maquillar el relato o, mejor, a afearlo. Pero esto ya es otra historia.

Lo cierto es que Barcelona ya había iniciado muchas transformaciones   relevantes. Por ejemplo, la dignificación del Barrio Chino-Raval o la ejecución de una política muy activa de rehabilitación urbana, con el concepto técnico de “Paisaje Urbano” y con la emblemática campaña “Barcelona, posa’t guapa” (que se inicia en 1985). Hubo también golpetazos modernizadores en los barrios  con el guante de seda del microurbanismo. Se hablaba ya, por ejemplo, de “monumentalización de la periferia”. Y  se acometían igualmente   innovaciones intensas como la ampliación de aceras o la peatonalización  (recibidas con un griterío retrógado que nadie recuerda, como ocurrió en el mismísimo Portal del Ángel). Lo mismo podríamos decir, en fin, de la renovación del transporte urbano, con aquella inolvidable Mercè Sala que, como es sabido, iba a asumir luego la presidencia de RENFE.

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2.-Ahora bien, es verdad que la gran operación fueron los Juegos Olímpicos. En gran parte, la ciudad vive aún de aquella inercia. Cuentan que, llevado por la precisión técnica y la sensación de éxito, Maragall comentó que “el acto de inauguración de los Juegos es la refundación de España”. No sé si es cierto, aunque parece ben trovato. Quizás esté inspirado en la confesión de Luis Bassat –publicista clave en aquellos fastos- comentando que el alcalde le indicó que “quiero que la ceremonia sirva de publicidad de Barcelona, Cataluña y España”.

La verdad es que, en efecto,  la aportación  del conjunto de los españoles fue generosa con Barcelona. No me refiero sólo a los presupuestos generales (siempre se podría  arañar algo más, claro), sino en el compromiso estratégico en muchísimos frentes. No se trataba únicamente del fundamental Samaranch (un catalán decisivo, y no sólo en el plano deportivo de lo olímpico, sino con opinión propia también en aspectos urbanos), sino de una solidaridad efectiva en obras públicas –la vieja cuestión de los accesos a Barcelona-, en instalaciones aeroportuarias,  en diplomacia, en seguridad, etc. Ello no impide reconocer, por supuesto, que el empuje y la creatividad nacieron en las gentes de Barcino.

Construcción de la Ronda Litoral frente al edificio de los antiguos Almacenes Generales de Comercio, actualmente conocidos como Palau de Mar. Enero 1991 . Fuente: Archivo Fotográfico Martí Llorens.

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3.-Sin embargo, esta ciudad tan atractiva (y, por eso, tan cara) no nació en el 92 ni un poco antes, evidentemente. Si las Olimpiadas fueron la gran metamorfosis del siglo XX, el Óscar del siglo XIX se lo llevaría el Eixample, el Ensanche urbano que los turistas recorren incansablemente. No conozco a nadie que pueda apartar los ojos cuando el avión pasa justamente por encima antes de tocar tierra en El Prat. Lo comentamos mañana.

Vista aérea del Ensanche en 1925. ©Arxiu Fotogràfic de Barcelona. Josep Gaspar

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Para comprender la ciudad. José María Fonollosa.

1.-No sé dónde leí en alguna ocasión que el verdadero conocedor del funcionamiento de una ciudad es el agente de  la propiedad inmobiliaria (y los corredores y auxiliares que trabajan con él). Imagínense ustedes una profesión en la que decenas de personas, a lo largo del año, se presentan con sus peticiones, sus proyectos vitales, sus humildes sueños y su limitado caudal. No me extraña nada, por tanto, que se haya indicado que José María Fonollosa trabajó gran parte de su vida en “una oficina inmobiliaria” (según Xaime Martínez Menéndez y alguna otra fuente). No tengo claro si se dedicaba directamente a las actividades de  compra y venta, pero parece lógico que así fuera teniendo en cuenta que Fonollosa explicó con inquietante profundidad la esencia de la realidad urbana.

Tarrasa. Can Boada. 2017.

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2.-Entre otras aportaciones, dos libros de poemas destacan en este autor. En primer lugar, Ciudad del hombre: Barcelona, que fue publicado en 1996 por DVD ediciones con un prólogo de José Ángel Cilleruelo. En segundo lugar, Ciudad del hombre: New York, con prólogo de Pere Gimferrer y publicado por Quaderns Crema en el 2000.Esta obra era una selección de un previo original más extenso. La nota de Gimferrer –que ya había detectado la luz propia de Fonollosa algunos años antes- es una sustanciosa explicación de la relevancia del autor.

Tarrasa. Can Boada. 2017.

En el año 2016, Cilleruelo edita en Edhasa Ciudad del hombre, reuniendo los dos volúmenes precitados aunque con algún cambio discutible la titulación de los poemas. Hemos de advertir que cada verso lleva el nombre de una calle (ya sea de Nueva York o de Barcelona) y es perfectamente posible articular un recorrido geográfico real entre ellas. Pero uno entiende enseguida que son etiquetas intercambiables y que quizá son todas la misma calle.

Lo anterior enlaza con una ambigüedad fundamental en los poemarios: ¿hablan diversos personajes? A primera vista, es lo que parece pero, si se examina con más cuidado, también podría aventurarse que están hablando las diversas voces interiores que hay en uno mismo.

Las cuestiones que Fonollosa plantea son las pulsiones fundamentales que se reproducen y crecen bajo el caparazón  de la ciudad contemporánea: indiscutiblemente, el sexo exigente y la violencia como solución expeditiva (al menos, en manos de  algunos). Pero también la soledad implacable de cada uno de los ciudadanos, la lucha contra los demás y el definitivo e inapelable fracaso personal, la imperfección del cuerpo y su ruina progresiva, la muerte e incluso en algún caso la razonable tentación del suicidio. Aparecen, sin embargo, más cosas: también hay ternura y tristeza y se lee el  elogio de la civilización y la imposibilidad del amor y la fascinación por la mujer y su extraño y terrible papel en este mundo.

Los poemas de Fonollosa –ya ha sido dicho muchas veces-  rehúyen la retórica, son secos y ásperos, con una elegancia mínima y una voz común fabulosamente articulada. Con sólo una pulgada se separan de la prosa, pero lucen una precisión implacable y rítmica.

Tarrasa. Can Boada.2017.

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3.-Uno no sabe cuál poema seleccionar. Estamos ante una lista de poesías fundamentales en la literatura española de la segunda mitad del siglo XX. Al final, por sintonía con este cuaderno, he escogido un poema muy vinculado a la economía urbana, al arriesgado negocio inmobiliario, a la plusvalía explosiva, al pelotazo, a la corrupción incluso. Quizá para referirme al otro o para aludir al gran codicioso que todos llevamos dentro.

 *

WEST 42nd STREET *

 .

Las mujeres, comida, porros, coches

y honores se consiguen con dinero.

El dinero es, por tanto, lo importante.

Lo que hay que conseguir de inmediato. Ahora.

 .

No voy a ser como esos que recogen

pedacitos de dicha poco a poco

y al cabo de los años han reunido

un mísero caudal. Yo lo quiero ahora.

 .

De una vez. Mi ración entera, aprisa,

para ya consumirla y disfrutarla.

Mariscos, coches rápidos, botellas

de whisky y bellas chicas para mí. Ahora.

El porvenir –mañana- es la esperanza

del fracasado de hoy. Yo triunfaré ahora.

No me preguntéis cómo. No me importa

el  cómo sino el cuándo. Y ese cuándo es ahora.

 .

José María FONOLLOSA.

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*”Carrer de Sant Ramon 2”, en la edición de Cilleruelo del 2016. El nombre de la calle de Nueva York corresponde al volumen elaborado por Fonollosa con alguna sugerencia de Pere Gimferrer (publicado, como hemos dicho, por Quaderns Crema).

José María Fonollosa, en una imagen de autor desconocido que corre desde hace algún tiempo por la red.

 

 

 

 

 

 

 

 

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Las ciudades

      1.-Me acuerdo a menudo de Montserrat Roig. Supongo que debería ponerme pedante aludiendo a su obra. Por ejemplo, a su mítico Els catalans als camp nazis. Pero, ya desde su programa televisivo  Personatges, nos transmitió otra cosa que los años irían confirmando. Algo así como una educación sentimental, una huella que va más allá de lo escrito, una manera de ser que –con toda seguridad- no era una pose. Uno de los artículos incluidos en Digues que m’estimes encara que sigui mentida  comienza con la cita de un verso de Narcís Comadira y, una vez leído, me lanzo  a buscar su contenido íntegro, convencido de que tampoco esta vez nos ha fallado Montserrat.

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       2.-El poema se llama “Les ciutats”. Es de estructura sencilla. Para los que tenemos el mal de la piedra, es un eficaz recordatorio de la triste materia que, efectivamente, forma la realidad urbana. He confeccionado una traducción elemental en la cual, como toda traducción de poesía, seguro que -como mínimo- ya se ha  perdido algo de ritmo. Las traducciones poéticas perfectas sólo le salen a Marcel Riera.

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.3-

Narcís Comadira

Les ciutats

He llegit que Morosini,
general ambaixador
de Venècia, volgué
endur-se les escultures
del frontó del Partenó.

Va fer muntar una bastida,
hi va fer grimpar els esclaus
i, en el moment més difícil,
algun puntal va fallar.
Caigueren homes i estàtues.

Decebut, el general
va abandonar el seu projecte.
Ell les volia senceres.
Els trossos allà escampats
varen servir per fer cases.

Molts savis han meditat
sobre el sorprenent misteri
de poder crear bellesa
a partir d’un bloc de marbre.
Pocs sobre el camí contrari:

treure un carreu escairat
del tors d’algun déu antic,
convertir en grava una Venus,
poder trepitjar llambordes
fetes d’homes sagrats…

Així s’han fet les ciutats:
construïdes lentament
amb pedres que ahir van ser
vides humanes: amors,
sofriments que ningú recorda.

Narcís Comadira, Les ciutats. (1976), en Formes de l´ombra: Poesia 1966-2002, Barcelona, Edicions 62 i Empúries, 2002, p. 169

Las ciudades

 

He leído que Morosini,

general embajador

de Venecia, quiso

llevarse las esculturas

del frontón del Partenón.

 

Ordenó montar un andamio,

hizo subir a los esclavos

y, en el momento más difícil,

algún puntal no resistió.

Cayeron hombres y estatuas.

 

Decepcionado, el general

abandonó su proyecto.

Él las quería bien enteras.

Los trozos por allí dispersos

sirvieron para hacer casas.

 

Muchos sabios han meditado

sobre el sorprendente misterio

de conseguir crear belleza

a partir de un bloque de mármol.

Pocos sobre el camino contrario:

 

sacar un sillar ajustado

del torso de algún dios antiguo,

convertir en grava una Venus,

poder pisar adoquines

hechos de hombres sagrados…

 

Así se han hecho las ciudades:

construidas lentamente

con piedras que ayer fueron

vidas humanas: amores,

sufrimientos que nadie recuerda.

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La clave escolar de la dispersión urbana.

…       1.- En un relevante libro –Ordering the city (2010)-, su autora –la especialista norteamericana en Derecho urbanístico, Nicole Stelle Garnett– desarrolla entre otras la idea de que la calidad y  el precio  de las escuelas es un factor fundamental para evitar el despoblamiento de las ciudades. En la práctica, es un dato en el cual no suelen incidir mucho los especialistas españoles en urbanismo, pero que sí ha recibido un gran interés en la doctrina norteamericana. en este cuaderno nos ha preocupado a menudo la cuestión de la ciudad dispersa versus la ciudad compacta. Pues bien, una de las fuerzas motrices de ese conflicto podría ser la presencia de escuelas de calidad no demasiado caras en un lugar u otro. El fenómeno es fácilmente perceptible en ciudades medias que han logrado mantener en el centro buenas escuelas no demasiado onerosas. Esa parece ser una de las claves de su vitalidad.

…       Acompaño aquí la traducción de un fragmento de la obra citada (p.210)  y el texto original.

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2.-«Es un error, no obstante, examinar sólo en términos de “causas profundas o de arraigo” la necesidad de mejorar la calidad de las opciones educativas disponibles para los residentes en la ciudad. Si, como muchos expertos han argumentado, las ciudades necesitan algo más que la “clase creativa” para desarrollarse, entonces la reforma de la educación  podría finalmente ser tan relevante para la mejora de la perspectiva urbana como la solución de las “ventanas rotas” o de los casos de marginación. Al fin y al cabo, los datos de las investigaciones indican de forma coherente que la calidad de la educación pública es el factor, aisladamente considerado, que más fuerza tiene en la elección de una zona para residir. Ello podría ser de hecho una razón por la cual ciertas ciudades están ganando residentes más ricos, pero perdiendo los de clase media: los más adinerados pueden acceder a opciones educativas que no están al alcance de los más modestos. El coste medio de matrículas en las escuelas privadas en Estados Unidos supera los seis mil dólares por año. Sin embargo, el coste medio se mantiene en esos niveles gracias a que muchas escuelas privadas en Estados Unidos están afiliadas y son subsidiadas por instituciones religiosas (principalmente, la Iglesias católica). El coste de matrícula en las escuelas privadas laicas es mucho más alto, llegando a más de trece mil dólares por año. El hecho de que las escuelas privadas urbanas, especialmente las no-religiosas, llegan a ser incluso más caras, combinado con el hecho de que las escuelas religiosas urbanas, especialmente las católicas,  están siendo clausuradas -con un índice de desaparición alarmante- no  plantea un cuadro favorable para los integrantes de la clase media, que querrían residir en las ciudades, pero que no están contentos la calidad de las escuelas públicas que se ofrecen. Los proyectos educativos que insisten en la calidad y que la hacen accesible para las clases medias podrían ser, en definitiva, lo que les convence para decidir su residencia en las periferias urbanas.”

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3.-  “It is a mistake, however, to view the need to improve the quality of educational options available to city residents solely in root-cause terms. If, as many critics have argued, cities need more than the “creative class” to thrive, then education reform may ultimately prove as critical to improved city prospects as fixing broken windows and filling potholes. After all, survey data consistently indicates that the quality of public education is the single most important factor influencing residential choice. This may in fact be one reason why cities are gaining wealthy residents but losing middle-class ones: The wealthy can afford educational options that those of modest means cannot. The average private-school tuition in the United States exceeds six thousand dollars per year. Tuition rates, however, are kept low by the fact that most private schools in the United States are affiliated with, and subsidized by, religious institutions (primarily Roman Catholic churches). The average secular private-school tuition is much higher, more than thirteen thousand dollars per year. The fact that urban private schools, especially nonreligious ones, generally charge much more than that, combined with the fact that urban religious schools, especially Catholic ones, are closing at an alarming rate does not paint a favorable picture for middle-class individuals who would like to raise their families in cities but are unhappy with the quality of urban public-schooling options. Education reforms that make quality schools accessible to the middle class may be, ultimately, what convinces them to choose urban suburban life.”

E
Escuela Pía (Terrassa, Barcelona)

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Contra los bancos y contra las cajas de ahorros.

…   1.-Para complicar la vida a mis alumnos y compensar así la derogación de la reválida  que sufrían sus hermanos menores, decidí explicar las limitaciones administrativas al ejercicio de los derechos –la tradicional actividad de policía- esquivando las grandes construcciones teóricas y examinando supuestos concretos y visibles. Las normas urbanísticas de los planes de urbanismo ofrecen ejemplos abundantes, especialmente cuando pellizcan, modulan, acorralan o cincelan la praxis real de los derechos de propiedad y de libertad de empresa.

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2.-Un alumno avispado y siempre inquieto (no creo que calle bajo el agua) decidió ver qué hallaba en las vigentes Normas Urbanísticas del Plan de Ordenación Urbanística Municipal (POUM) de Granollers. Localizó en el art. 143 una bella presa que él, respetuosamente, expuso ante sus compañeros e incluso justificó teniendo en cuenta la realidad concreta  de las zonas afectadas (que él conocía).

Este artículo se refiere a las restricciones para ciertas clases de oficinas, teniendo en cuenta “su excesiva proliferación actual dentro de estos ámbitos, o bien el interés en mantener las actuales características” (art. 143.1). Se precisa después el ámbito de la prohibición, que alcanza a las parcelas con una determinada calificación (que puede aparecer, según creo, en toda la ciudad) y, especialmente, para una calle concreta y específica: “la antigua carretera en el tramo comprendido entre la plaza de la Corona y la calle Torras i Bages” (art. 143.2). En esta vía, por tanto, no cabe la instalación de “algunos tipos de oficinas” (art. 143.1).

Pero ¿cuáles son las oficinas prohibidas?  Nos lo responde el art. 143.3: “La restricción alcanza el uso de oficinas en el caso concreto de las actividades correspondientes a Bancos, Cajas de Ahorro y otras Entidades Financieras”.  Vaya, vaya, sería interesante saber si, por ejemplo, también están afectadas las oficinas de las entidades aseguradoras (o del simple agent d’assegurances, tan popular). Se supone que sí entran en la prohibición las actividades de crédito rápido, aunque se salvarían por los pelos las de compra y venta de oro, por ejemplo.

Le estábamos dando vueltas a la proscripción cuando alguien planteó la posible presencia de algún motivo ambiental o de molestias al vecindario. No parece justificable, ya que estas oficinas dañan a veces al bolsillo, pero se comportan bastante bien con la atmósfera y suelen ser silenciosos y bien perfumados los apuestos muchachos y muchachas que en ellas laboran. Por otra parte, está claro que al planificador le importa poco  esta cuestión, ya que rompe una regla tradicional en estos casos, pensada precisamente para no fastidiar a los vecinos. Así, el art. 143. 4 dispone que:

      “4. La restricción se concreta en la prohibición de la nueva implantación de estas actividades en las plantas bajas, admitiéndolas en las plantas piso de los edificios”.

…   ¡Pues qué gracia! Te van a meter la oficina en el primero primera o en el tercero cuarta, con lo razonable que parecía abrirlas a ras de suelo. Ya estoy pensando en la reunión de la comunidad de propietarios del inmueble y en la áspera y vehemente intervención de la enfadada sra. Pepeta, quejándose del ruido que hacen los alegres y honrados jubilados, especialmente alrededor del treinta de cada mes.

Para no excitar los instintos de los depredadores servicios jurídicos de los bancos, el art. 143.6 le quita algo de hierro retroactivo a la prohibición, y afirma que se excluyen del veto las “ampliaciones o nuevas implantaciones para las cuales la entidad correspondiente pueda demostrar que dispone de locales adquiridos para esta finalidad con anterioridad a la fecha de la aprobación inicial del POUM”.

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3.-En  resumen, pues, que al planificador le disgustaba tanta caja de ahorros acumulada en la misma calle. Desde luego, no le parece necesaria ninguna justificación. No es una regulación estética o cultural ni de medio ambiente ni de seguridad ciudadana (aunque los cacos tenían, eso sí, un mercado amplísimo en unos pocos centenares de metros). Tampoco  parece aludirse a la restricción pacata por motivos económicos; esto es, la vieja idea –tan  odiada por el vigente Derecho comunitario- de que deben imponerse límites de entrada cuando la autoridad detecta un exceso de oferta.

…   No, no hay nada de eso, no hay ninguna “razón imperiosa de interés general”, según  el vocabulario de la Directiva de Servicios y del Tribunal Justicia de la Unión Europea. Simplemente, que el planificador pensó lo siguiente: “aquí hay demasiadas oficinas bancarias”. Y se acabó.

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